Desde su proclamación en 1993 las Naciones Unidas celebra cada 22 de marzo el Día Mundial del agua con la finalidad de concientizar sobre la importancia del vital líquido y propiciar la adopción de medidas que logren afrontar la crisis mundial del agua, pues aunque no seas parte de los 2,200 millones de personas en el mundo (28% de la población aproximadamente) que carecen del acceso al agua potable tal vez puedas ser parte de los 1,700 millones de personas que dependen del agua en cuencas con estrés hídrico como el caso de La Paz, Baja California Sur, México.
“… No podemos permitirnos esperar…”
Desafortunadamente se estima que ya en 2020 el número de niños menores de cinco años que mueren diariamente debido a enfermedades diarreicas causadas por agua insalubre o saneamiento deficiente aumentó de 700 a 1,000 esto es más de 360,000 niños al año y el número de regiones con estrés hídrico, es decir con una explotación de sus suministros de agua que supera su recarga, va en aumento, por ello las Naciones Unidas advierten no podemos permitirnos esperar pues cada año los fenómenos meteorológicos extremos están haciendo que el agua sea más escasa, más impredecible, más contaminada o las tres juntas. Y es que a medida que crece la población también crece la demanda del agua impactando directamente en el cambio climático. Hoy ya el 50% de la población mundial vive en ciudades y para 2030 se proyecta que aumentará a 5,000 millones de personas, lo que se traduce en una mayor demanda no solo de agua sino de saneamiento en un área limitada, que al no haber previsto su disponibilidad se enfrentarán a la escasez y contaminación de sus fuentes de suministro. Por ello la importancia de implantar un uso racional del agua con el cual podamos lograr reducir las inundaciones, las sequías, la escasez y la contaminación, combatiendo el cambio climático y mejorando la disponibilidad del agua para las futuras generaciones.
“… Las advertencias son necesarias. Pero el miedo no hará el trabajo… ” António Guterres, Secretario General de la ONU
El decenio de acción en materia del agua está en marcha y debemos redoblar las medidas climáticas e invertir en sólidas medidas de adaptación para la sostenibilidad del agua. El uso insostenible de este recurso creará competencia por él, inestabilidad política que provocará conflictos y el desplazamiento de millones de personas, en consecuencia tendremos efectos negativos en la salud y la productividad. Ante tal escenario debemos aumentar las inversiones en el saneamiento de cuencas y en infraestructura hídrica, no solo brindando mantenimiento y ampliando la existente, sino creando nueva, con el básico objetivo de mejorar nuestra eficiencia en el uso del agua, auxiliándonos en los avances tecnológicos y aprovechando las mejoras en materia que se han logrado en los últimos años. Si continuamos despreciando a la ciencia y demeritando a las ingenierías, ignorando el cambio climático y manteniendo una planeación inmediata que no vea más allá de tres años nos condenaremos a retroceder en el pasado, anulando nuestra resiliencia y adaptación ante los trastornos climáticos que nos enfrentarán a la escasez del agua y sus consecuencias.
- Fotografía en portada por Levi Xu en Unsplash.