La tecnología del concreto ha evolucionado a la par con la tecnología de polímeros y aceros, para ofrecer alternativas para diversas aplicaciones donde se requieren propiedades específicas. Las fibras para concreto se evalúan mediante el ASTM-C-116 y el FRC (Fiber Reinforced Concrete, por sus siglas en inglés; Concreto reforzado con fibras) y los fundamentos de diseño, métodos de manufactura, procedimiento de mezclado, proporcionamiento e instalación, así como las consideraciones de diseño y aplicaciones están registrados en el ACI 544 “Report on fiber Reinforced Concrete”. Esta clase de materiales se ha desarrollado como una alternativa para cumplir con dos funciones primordiales que dependen del diseño, el uso de la estructura y las condiciones de servicio. El FRC puede reducir o eliminar la cuantía de acero requerida para compensar esfuerzos de: contracción por secado, temperatura, cortante o incluso flexión, dependiendo el material con el que está compuesta la fibra, de su diseño y del material con el que está diseñada. Este documento del ACI clasifica las fibras en: fibras de acero, fibras de vidrio, fibras sintéticas y fibras naturales. Además, las fibras se clasifican de manera general en microfibras y macrofibras.
Las microfibras, se caracterizan por ser compuestas de polipropileno o polietileno, polímeros flexibles que permiten que se diseñen con dimensiones de hasta 2 cm de largo y unas cuantas micras de espesor. La forma en la que trabajan estas fibras, debido a su tamaño y al material del que están compuestas, restringe la contracción plástica en el concreto. Cuando el concreto empieza a perder agua y se contrae en su estado plástico, estas fibras anclan las paredes de la pasta, disminuyendo el espesor de esta clase de fisuramiento, por lo que su uso es muy recomendado en ambientes donde la pérdida de agua es consistente. Estas fibras suelen incluirse en la mezcla de concreto en dosificaciones desde 400 a 900 gr/m3 de concreto.
En lo que respecta a las macrofibras, a diferencia de las microfibras, estas suelen cumplir con características estructurales. Los FRC con macrofibra pueden sustituir total o parcialmente el acero de refuerzo en una estructura. Las macrofibras de polietileno polipropileno, se reconocen por reducir o eliminar la cuantía de acero por temperatura en elementos como firmes y losa-acero. Al restringir la contracción del concreto, anclando los agregados unos con otros, el esfuerzo de contracción se compensa y la densidad de agrietamiento disminuye drásticamente, permitiendo ampliar el espaciamiento de juntas en esta clase de elementos y así, el costo de los conceptos de corte y sello del proyecto. Las fibras de acero, al proveer de una resistencia post-agrietamiento mayor en los elementos de concreto y al restringir de manera más efectiva la contracción por secado natural del material, pueden incrementar aún más el espaciamiento de junta, para aplicaciones típicamente de pisos industriales donde se requieren planicidades de carácter super plano, donde los montacargas, los racks y las estructuras ancladas al piso, no encuentren ondulaciones y/o juntas donde pueda haber diferenciales de elevación, que puedan comprometer la seguridad de los materiales o equipos resguardados en la nave.
La variedad y clasificación de las fibras la discutiremos más adelante, adentrándonos un poco más en su dosificación, elección, características y beneficios, para elegir el tipo de fibra que requerimos para cada necesidad en particular.
Recordemos siempre que un desarrollo tecnológico nace de una necesidad, tanto técnica como económica. La elección de esta clase de productos dependerá de las condiciones de servicio en la que trabajará cada estructura y deberán estar sujetos a un exhaustivo control de calidad. El ahorro en lo relativo a costos de ejecución y mantenimiento con estos productos, deber ser calculado asertivamente, para visualizar de manera objetiva las ventajas y desventajas de utilizar estos sistemas constructivos.