“No sentir nuevas cadenas”
Mientras no sentimos que dependemos de algo,
nos tenemos por independientes”
Friedrich Nietzsche en -El caminante y su sombra-
Si algo puede frenar o minar nuestros avances en cualquier actividad, a semejanza de una pesada cadena, es lo que conocemos como errores del pasado.
El lastimoso término “BlackBerry” hace referencia a la pesada bola de hierro que los esclavos traían sujetada a una de sus extremidades, impidiéndoles movilidad y sobre todo libertad.
Análogamente a esta pesada carga lo anterior bien podría ser un error de juicio, un paso en falso, malas estrategias o falta de información para establecer un punto de partida verdadero, que nos evite caer en un círculo vicioso, falso, aparente o que sirva para disimular el avance o peor aún, anunciar un nuevo comienzo, desconsiderando lo que ha sido asertivo.
RESILIENCIA.
Primero debemos asumir potencialidades tanto igual como limitaciones, lo que nos permitirá establecer nuestra capacidad para aprender y hacer mejor las cosas, facilitándonos ver más allá, aprovechando sacar mayor ventaja al arranque, evitando desgastes o desfallecer en el intento luego de una dura lucha.
Lo anterior se convierte en una verdadera quimera, pues al parecer quienes tienen las responsabilidades de la planeación y organización de los procedimientos y programas, suelen desestimar lo que ha sido conveniente, pues pretenden minimizar lo que les han heredado.
En otras latitudes lo importante es conseguir avanzar y proporcionar mayores niveles de bienestar a los ciudadanos en el menor tiempo posible, independientemente de la plataforma política de cada partido, pues el bien común no tiene matices.
Explorar, reconocer y aceptar el terreno, es una máxima para que, desde una base firme, se puedan continuar edificando mejores condiciones de desarrollo socioeconómico colectivo.
Las autoridades entrantes luego de sus primeros días deben haber cartografiado prolijamente el escenario, para poder determinar sobre lo que se construirá y empalmarán las acciones anteriormente puestas en operación.
He aquí la disyuntiva principal que enfrentan, pues reconocer lo que si funcionó de ninguna manera representaría dependencia o falta de proyecto político, antes bien representa madurez institucional que permitirá continuar avanzando cuanto antes.
Lo anterior de ninguna manera sería “borrón y cuenta nueva” para los proyectos improductivos o fraudulentos, mismos que también deben darse a conocer y proceder en consecuencia para evitar la rapiña, erradicar la corrupción y aplicar el principio de “cero impunidades” a pesar del viejo y tan socorrido truco del fuero constitucional.
Una sociedad que pretende alcanzar mejores niveles de bienestar y desarrollo, tiene que adaptarse y prosperar con capacidad ante cualesquiera agentes perturbadores a un estado o situaciones adversos, lo que hoy se conoce como resiliencia.
La independencia que cada partido político tiene para desarrollar sus propuestas que lo instalaron a la cabeza del gobierno, no se afectan con lo anterior, sino por el contrario, dignifican el ejercicio de la política, llevándola a mayores niveles y “de corbata” también, a los políticos que actúen en esa sintonía.
OBSTÁCULOS.
En cualquiera de los tres niveles de gobierno, existen asuntos que se encuentran en estado de salud muy delicado, pues fueron descuidados para su puesta en marcha, dejando como herencia pesados lastres que dificultan su operación a pesar de los discursos, tinta y dinero que se gastaron en su momento.
Insistimos que, sin planeación no hay obra que se materialice sin contratiempos, con los consabidos y lamentables costos extraordinarios, por lo que dar transparencia para salvar lo que es conveniente, adaptar lo que podría serlo, o de plano desechar las obscuras ocurrencias, es impostergable y potencialmente denunciable.
No menos importante es reiterar el impacto que produce la inversión en obra pública pues literalmente, es una de las herramientas para incidir decisivamente en el crecimiento económico y consecuentemente en el desarrollo social.
Específicamente, educación, salud, seguridad, conectividad, transporte y energía dependen del gasto que se destine a obras relacionadas, además, la construcción de obra pública impulsa el empleo y al menos participa potencializando al menos a 40 ramas de la economía de cualquier país.
Sin embargo, la asignación de recursos para la obra pública ha tenido una tendencia a la baja en todo el país y, como consecuencia, es limitado el dinamismo que esto añade al crecimiento económico.
El gasto en obra pública se ha mantenido por debajo del 4.5 % del PIB recomendado por el Banco Mundial desde 2019, para construir suficiente infraestructura para el desarrollo sostenible, a pesar de que en 2020 y 2021 se superaron los gastos previos a la pandemia, aún existe una brecha por cubrir para dar impulso al crecimiento económico.
De lo anterior inferimos que la independencia y mejoramiento, dependen de una inteligente estrategia de disección, rescatando lo que funciona con el fin de ser más rápidos, mejores y eficientes, como la ciudadanía demanda.
Corolario.
“Orgullo y ansias de poder, deben evitarse para avanzar diligentemente”
- Fotografía en portada por Kolleen Gladden a través de Unsplash.