Ingeniando el futuro de las ciudades

En el mundo de la Ingeniería existe otro asunto que estamos encontrando con mayor frecuencia en todos los espacios y que por su alcance, es conveniente poner en el plano horizontal.

El desarrollo ordenado y la inclusión económica son aspectos determinantes para gestionar una mejor ciudad, por eso los responsables de la Planificación Urbana deben identificar y fomentar las oportunidades de crecimiento.

Esto debe ser una garantía para que a los ciudadanos les lleguen efectiva e íntegramente todos los beneficios de prosperidad que genere la ciudad.

Debemos ser realistas pues el crecimiento económico presenta demandas y ofrece oportunidades a la par, que además requieren inversión en capital humano, educación, oportunidades laborales e infraestructura para ser sostenible.

De este modo estaremos poniéndonos a nivel para estar a salvo de caer en las redes del discurso demagógico que presume a unos simples cambios urbanos o de movilidad para considerarse como una ciudad de futuro, esas que son llamadas “Smart City”.

Hablar de ciudades inteligentes está de moda, pero desde hace tiempo ha dejado de ser una utopía, para convertirse en un plan de acción que revolucione y forje un futuro de vanguardia en la ingeniería.

Smart es un adjetivo anglosajón que viste mucho y, a veces, puede parecer que lo usamos de manera excesiva para sonar más sofisticados.

Por ello, debemos entender que una auténtica Smart City no es una ciudad dominada por aplicaciones, como cámaras de seguridad que siguen cada paso que damos como en el “gran hermano”.

Al contrario, es una urbe que usa las nuevas tecnologías y recursos inteligentes, para solucionar los problemas más molestos de la ciudadanía.

Barcelona y Toronto, pueden servir -solamente- como referentes puntuales a las pretensiones del concepto Smart City, sin embargo, existen también proyectos en desarrollo de ciudades que aspiran a ser inteligentes, como son la Ciudad de México y Monterrey que, para mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos, utilizan nuevos recursos inteligentes.

De igual forma debemos fijar como cánones para cualquier intervención urbana, la aplicación de una estrategia previamente consensuada, misma que debe haber resuelto al menos, tres preocupaciones principales:

  1. COSTO.

Se debe conocer con precisión cómo se financiará el desarrollo y a su vez, qué beneficios económicos puede y debe aportar a la sociedad.

  1. IMPACTOS.

Es una obligación determinar cuál será el impacto ambiental que producirá el establecimiento de la infraestructura urbana y cómo lo mitigará para garantizar su propia sostenibilidad.

  1. APOYOS.

Resolver la participación y métodos de cómo obtener el apoyo de las partes interesadas para implementar el proyecto.

Siendo lugares dinámicos, las ciudades ofrecen oportunidades únicas, para que los desarrolladores creen impactos potencialmente positivos y beneficios sociales en general.

Esos mismos que deben incluir y fortalecer los lazos comunitarios, permitir el acceso a empleos y, hacer que calles y sitios sean más seguros para todos.

El concepto de ‘sustentabilidad’ tanto como su funcionamiento exitoso y existencia a largo plazo en las comunidades, está evolucionando de manera veloz y dinámica.

Por eso, la presencia de objetivos sociales en las etapas clave de los planes de desarrollo, son insustituibles desde la concepción del proyecto y las opciones de diseño, hasta seguimiento y evaluación permanente para brindar beneficios tangibles y duraderos a las comunidades.

Para lograr soluciones innovadoras de éxito, éstas deben incluir prácticas equitativas en todo el concepto de desarrollo, teniendo en cuenta el bien de sus impactos y sus beneficios sociales.

Apostar por un planteamiento holístico y colaborativo en el Desarrollo Urbano, no solo optimiza el impacto positivo de estos proyectos, sino que también, sienta las bases para un futuro colectivo, más solidario y justo.

Es hora de actuar e integrar estos principios en cada rincón de nuestras ciudades, para construir espacios donde cada voz cuente y cada necesidad sea atendida puntualmente.

En conclusión, las ciudades, como entornos en constante evolución, representan un lienzo que desafía a los desarrolladores que buscan crear un impacto positivo y duradero en la sociedad.

Corolario.

“Ingeniar entornos dignos y confortables para vivir, es tarea de todos”

  • Imagen en portada por Conny Schneider a través de Unsplash.