Tan pronto se conoció la propuesta de presupuesto para nuestro Estado en particular, pocas o ninguna han sido las voces, que se han apartado de repetir las mismas formas, discursos y anuncios retóricos en cuanto a que “exhortarán y platicarán con los Diputados para que no permitan que eso ocurra”, situación que exhibe las pocas ideas o falta de asesoramiento de quienes ostentan liderazgos que deben obedecer a potencializar los campos de acción de sus representados y en consecuencia, la sociedad en su conjunto.

Solicitar a la Federación que se asignen mayores recursos de un presupuesto finito y acotado en su monto, es una simple utopía, pues como decimos todos, ¿de dónde?.

Premisas.

Dado lo anterior resulta obligado que si bien hemos citado ello, seamos capaces y propositivos y realicemos propuestas que atiendan a crecer los recursos presupuestados bajo dos premisas:

1) Motivar inversiones (locales, nacionales y/o extranjeras), y

2) Garantizar el crecimiento económico con un desarrollo social más igualitario.

En la actualidad, el mito de que la fórmula para amalgamar el desarrollo económico con el desarrollo social no era posible, ha quedado desterrada, tal como apunta el Premio Nobel de Economía 2001, Joseph Stiglitz.

En la medida de que los recursos que se generen lleguen para atender las desigualdades, el empleo y la calidad de vida lograrán equilibrios sustanciales y evitarán que los frutos de las inversiones sean solo un beneficio casi exclusivo de los inversionistas y “sus gestores”.

Todos conocemos que la inversión en infraestructura impulsa el crecimiento económico y debe basarse en elevar la competitividad para procurar mayor bienestar, tal como ha ocurrido con los llamados Tigres (o dragones) asiáticos, las economías de Corea del Sur, Taiwán, Singapur y Hong Kong experimentaron en las décadas de 1960 a 1990, crecimientos sostenidos del 7% o mayores, debido a su apuesta por una economía basada en perseguir una rápida industrialización, hoy deberemos sumar a Malasia, Indonesia, Tailandia y Filipinas, quienes se han incorporado y han implementado políticas propias para lograr crecimientos sorprendentes. Lo anterior es solamente para ejemplificar que el establecimiento de políticas públicas, con objetivos a mediano y largo plazo, tienen que estar garantizadas para mantenerse ante cualquier embate de alternancia. Esto hará posible continuar el rumbo que la misma sociedad haya establecido como destino, como ocurre por ejemplo en Noruega, quien al margen de cambio de gobiernos de uno u otra ideología mantiene su nivel, lo que la ha convertido en un país muy igualitario, es decir, con mucha equidad de género, de salarios y social. Eso incrementa el sentimiento de ser parte del mismo barco y de trabajar para propósitos colectivos.

Misión.

Por todo lo anterior, resulta ser una misión llevar a cabo una aceleración de los procesos que implican “ampliar el presupuesto” no solo con declaraciones y poses, sino con estrategias consensuadas y libres de sesgos, amigos y los mismos de siempre. Esto deberá hacerse identificando las ventajas, características y la vocación natural de cada parte del Estado, que no solo lo es la zona conurbada de Mérida, para poder evaluar los requerimientos de las futuras empresas, entendiéndose el término empresa, como una organización, que persiga fines de bienestar económicos y sociales para todos. Para lograr ello, resulta indispensable establecer inversiones que anticipen y tengan la capacidad de resolver necesidades futuras de manera sustentable, como establecen los objetivos para el desarrollo 2030 de las Naciones Unidas.

No podemos bajo ninguna circunstancia ni motivo, soslayar la gestión y dotación de los incentivos de manera ágil y eficiente para conseguir en el menor plazo todo lo anterior.

La tarea como vemos, no es exclusiva ni de unos, ni de los otros solo exclamar llamadas de atención, sino que es un trabajo de equipo para lograr incrementar ese aumento del presupuesto sin requerir más que lo indispensable: método, disciplina pero sobre todo, ganas de ser innovadores y aplicarse.

La Iniciativa Privada (IP)

En este tejido, debemos dar oportunidad a la IP para tener una mayor participación en materia de inversión en Infraestructura, basados en el hecho de que no obstante el mayor contratante de obras es el Gobierno y que a pesar de ello, no tiene toda la capacidad para asumir los costos que pueden tener muchos proyectos, sino por el hecho y la certeza de que a través de la IP se debe garantizar la competitividad para hacer rentable los proyectos. En este sentido debemos anotar que el monto de la participación de la IP en infraestructura en nuestro país es del orden del 20% mientras que en los países desarrollados ronda el 40% y en ninguno de ellos se desampara el beneficio de la colectividad y muy por el contrario, se encuentran índices de desarrollo humanitario (IDH) bastante altos como en Noruega, Suecia y Alemania. Por ello es urgente contar en el Estado con estudios económicos que nos aporten indicadores para establecer las rutas de desarrollo y realizar los estudios y políticas públicas necesarias para consolidarlas. Así las cosas, se debe proponer y concursar la apertura al sector privado para que proponga nuevas ideas e incluso las desarrolle por cuenta propia para quitarle un gran lastre o peso económico al gobierno.

En México y en nuestro Estado existen empresas con las capacidades para realizar cualquier tipo de obra, que estoy seguro, esperan la oportunidad de que se definan las estrategias económicas para poder desarrollar proyectos, ejemplo de lo anterior pueden ser las concesiones a proyectos con horizontes a mediano plazo (15-20 años), sean estos carreteros, sanitarios, de salud, educación, etc.

En el Estado pueden motivarse la creación de fideicomisos vía aportaciones gubernamentales a través de derechos a propósitos y proyectos específicos en tiempo, costo y aplicación, revisados y evaluados por la sociedad para evitar malas experiencias, desde luego solamente a los proyectos que más convengan y hayan sido debidamente calificados. De igual manera las bonificaciones en impuestos a los proyectos de inversión que aporten beneficios a la sustentabilidad.

Corolario.
Contar con una estrategia definida en materia de infraestructura, en la que la participación de la Iniciativa Privada, será lo que ubique a Yucatán en el centro de atención de los grandes empresarios y los fondos de inversión.

Si esto observa con claridad, entonces nuestro querido Estado se volverá y continuará, al mismo tiempo, siendo una región atractiva y prioritaria para ellos, mientras que para nosotros, la sociedad, un lugar en el que el Índice de Desarrollo Humanitario (IDH) se incrementará sosteniblemente. Que así sea.

  • Fotografía de Alex Bagirov en Unsplash.