En la última semana se ha manejado en los medios de comunicación la entrada de la economía mexicana y por ende la economía del sector de la construcción a una recesión económica. Sumado a esto vemos una parálisis en la ejecución del gasto público en materia de infraestructura, de acuerdo al Centro de Estudios Económicos del Sector de la Construcción (CEESCO) perteneciente a la CMIC, durante el primer semestre del año solo se logró ejecutar el 19% del presupuesto para infraestructura, lo que ha colocado a las empresas que se dedican a la construcción de la obra pública, dicho en términos suaves, en una posición vulnerable. Los indicadores globales al momento no son muy alentadores, pero sobre todo no se ve una claridad en la estrategia económica nacional al menos para el 2019.

El indicador más importante utilizado a la hora de evaluar la economía es el Producto Interno Bruto (PIB). Este es una magnitud macroeconómica que expresa el valor monetario de la producción de bienes y servicios de demanda final de un país o región durante un período determinado, normalmente de un año. Es decir, es la suma del valor de todos los bienes y servicios que se hicieron en el año: los juguetes, los dulces, las frutas, los alimentos, los zapatos, los viajes, los precios de los boletos de los conciertos, todo lo que se haya producido en el año, descontando el consumo de materiales y lo que se utilizó para llevar a cabo la producción, forma parte del PIB. En el caso del sector de la construcción, este incluye el valor de las casas, edificios, estadios, construcción de obras de ingeniería, presas, pozos petroleros, entre otros, restando el consumo de materiales de construcción y el valor de los terrenos en las que estas obras se realizaron.

Por otro lado una recesión es un decrecimiento de la actividad económica durante un periodo de tiempo. Oficialmente se considera que existe recesión cuando la tasa de variación anual del PIB es negativa durante dos trimestres consecutivos. La recesión económica es la fase del ciclo económico en la que la actividad económica se reduce, disminuye el consumo y la inversión y aumenta el desempleo. Por ello la importancia del monitoreo de este indicador y su papel clave en la definición de las políticas públicas.

Teniendo en cuenta una variación porcentual respecto al mes anterior de +1.3, -1.0, -2.5, -4.2 y -3.2 del PIB de la construcción de los meses de enero a mayo, según información pública de INEGI, estaríamos hablando de una entrada a la recesión, pero ¿qué tanto importa la industria de la construcción en la economía de un país?

El sector de la construcción es uno de los principales motores de la economía del país ya que beneficia a 66 ramas de actividad a nivel nacional, solo superado por el sector automotriz, es decir, utiliza insumos provenientes de otras industrias como el acero, hierro, cemento, arena, cal, madera, aluminio, etc. Tan sólo durante el 2018 la producción promedio mensual del sector de la construcción se mantuvo en el orden de los 31,950 millones de pesos. A final de este año, INEGI contabilizó 56,023,199 personas económicamente activas, tan solo 508,942 de estas se encontraban formalmente empleadas en el sector de la construcción, es decir cerca del 1%, y en promedio durante los últimos años este sector ha representado el 9.4% de la participación en la creación de nuevos empleos según reporte del IMSS, llegando durante el 2014 al 19%, lo que representa además un importante ingreso al sistema de seguridad social público del país. Sumemos a esto los empleos indirectos que el sector demanda, desde los servicios de profesionistas como diseñadores, topógrafos, calculistas, contadores, administradores, abogados, etc. hasta los trabajadores del transporte, comercios de materiales de construcción, etc.

Por lo anterior es de importancia no dejar caer el sector de la construcción y por el contrario acelerar su activación, esto a través de una clara definición de las políticas económicas del país que brinden certeza a la inversión y se promueva la construcción por parte de la iniciativa privada, sumado a una ejecución del presupuesto aprobado en el PEF 2019 de las partidas de infraestructura con transparencia y bajo licitaciones públicas, y en general que se generen las condiciones que impulsen la actividad económica de todos los sectores.

“Quienes más sufren en una crisis son quienes no jugaron ningún rol en crearla”… Joseph Stiglitz.

  • Fotografía en portada de Ricardo Gómez Ángel en Unsplash.