El desarrollo de Infraestructura resulta fundamental para ayudar a construir la economía de un país ya que en ella estriba el desarrollo de obras que servirán para proporcionar mejores niveles de bienestar a la población, así como conducir de manera segura y ordenada a través de la planificación integral, las diferentes etapas que fueren necesarias para ir articulando de manera secuencial y oportuna cada obra para que al final se obtenga el resultado que se ha planeado.

Teniendo claro el enunciado anterior, los ingenieros debemos incorporarnos a participar de manera cercana con quienes son los diferentes actores políticos, ya que cada uno de ellos tiene su particular proyecto de desarrollo y una vez aprobado (electo) tratará de impulsar su modelo para demostrar que fue una decisión acertada el haberlo seleccionado.

El bienestar es el objetivo.

No obstante, lo anterior podemos deducir que de acuerdo a los diferentes proyectos de desarrollo que tuvieren cada uno de ellos, el destino de bienestar que la sociedad se merece debe ser independiente y paralelo a cada cambio que se presenta, ya que el objetivo principal, como lo es el bienestar y que es lo que dicen perseguir todos los actores políticos, tiene que estar por encima de intereses particulares y muy bien blindado a los cambios que la alternancia nos brinda.

Así las cosas, dentro de los proyectos económicos para el desarrollo de infraestructura que se consideraron estratégicos por el anterior gobierno, hoy resultan que ya lo dejaron de ser para el presente. Lo más sorprendente es que quienes decantaron su apoyo y ensalzaran a quien propuso esos proyectos, hoy en día no defiendan con argumentos lo que hicieron con anterioridad, lo que nos da como resultado lo citado líneas arriba, es decir, desechar una propuesta sin una alternativa que nos conduzca de nueva cuenta y retomando el rumbo hacia el bienestar.

Todo lo anterior viene a escena por cuanto a las Zonas Económicas Especiales (ZEE) que tuvieron su punto de arranque a “bombo y platillo” a finales de la administración pasada, incluso hubo quienes la consideraban como aquella solución mágica que los alquimistas denominaron la Panacea y que resolvía todos los males, sin embargo, a partir de ésta administración han desaparecido del proyecto del Plan de Nacional de Desarrollo, en pocas palabras, ya no existen. Veamos.

En la actualidad existen algo más de 4,000 ZEE en el mundo y en ella se generan cerca de 68 millones de empleos, concentrando el 41% de las exportaciones a nivel mundial y un muy atractivo 20% de la Inversión extranjera directa. Ahora bien, en nuestro país se promovió que serían factor para resolver de manera gradual las desigualdades entre las regiones en las cuales estarían hospedadas con relación a las regiones de mayores índices de empleo, ingresos y oportunidades. Igualmente y de manera análoga se brindarían incentivos no solamente fiscales sino que se instrumentarían aquellos para fortalecer el capital humano, impulsar el emprendimiento y el desarrollo en ciencia y tecnología, pero aún más, se estaría creando e instalando el funcionamiento de una especie de ventanilla única para los inversionistas, desde donde se gestionaría y simplificaría todo lo relacionado con el establecimiento de la empresa, resolviendo de manera diligente y práctica lo que dificulta, dilata y entorpece cualquier negocio.

Nuevas oportunidades.

Luego entonces, al determinarse la cancelación de la ZEE, se abre una oportunidad de negocio para el sector empresarial que debe organizarse para aprovechar esta ocasión e invertir de manera ordenada y sobre todo con un plan integral de negocio en el cual se requiere la participación de las autoridades, ya que son ellas las que pueden ayudar a detonar en menor tiempo las inversiones que se realicen en estas zonas, ya que agilizar trámite y brindar los incentivos a quienes inviertan, desterrando la especulación de terrenos, es decir, a quienes se les apoye para establecerse, deberán garantizar legalmente las inversiones en un plazo establecido, no prorrogable y que en caso de no realizarse, regrese tanto el terreno así como los incentivos que hubiere tenido. Es decir, se debe establecer un plan de negocio integral, con las corridas financieras, los cronogramas y todo lo relacionado al tipo de negocio a establecer con las garantías suficientes.

Por otro lado, y no menos importante es el papel que le tocará desempeñar al Estado en la coadyuvancia de estas inversiones, ya que si bien es cierto que el establecimiento de cualquier infraestructura trae movimientos y generación de empleos, también lo es que esos empleos que se generarán, demandaran bienes, servicios y equipamiento urbano, de salud, educación, esparcimiento, movilidad, etc., por lo que deberá fijarse con mucha claridad que las responsabilidades de la autoridad necesitan gestionarse para poder satisfacer todo lo anterior.

El equipamiento urbano y social.

En otros países incluso se acuerda aplicar un porcentaje de las utilidades, ventas o remanentes para poder establecer fideicomisos que estén muy bien determinados para utilizar a cubrir las necesidades que se generan por el establecimiento de estas infraestructuras, administradas por un consejo tripartita (Estado + Empresarios + Sociedad Civil) para vigilar el debido cumplimiento y aplicación de los recursos para lo que fueron establecidos.

Finalmente podemos decir que la cancelación de los proyectos de ZEE representan una nueva oportunidad de probar la capacidad de emprender de manera sostenible hacia el bienestar de la sociedad.

  • Fotografía en portada de Chuttersnap en Unsplash.