Toda construcción de obra pública o privada, dentro o fuera de una mancha urbana, genera alteraciones  o impactos en el entorno urbano del área o zona donde se pretenda realizar; en algunos casos pueden ser positivos y en otros negativos. Dichos impactos pueden ser en la estructura vial, hidráulica, sanitaria, social, económica, cultural, en los patrimonios culturales, históricos o arqueológicos, así como generar riesgos para el ser humano o su zona de influencia. Por ello se requiere identificarlos y medir la magnitud de esos impactos, definir si rebasan o no las capacidades de la infraestructura y de los servicios públicos existentes, y con esto generar un plan de acción para su mitigación.

Tomando como base lo anterior y con el objetivo de regular el desarrollo urbano de una ciudad mediante la identificación de estos impactos, pero a su vez proponiendo las acciones y medidas de mitigación para una correcta integración de las obras a su entorno, garantizando el cumplimiento de la normatividad aplicable en materia de desarrollo urbano y construcción y al mismo tiempo dando cumplimiento a la estrategia de desarrollo de la ciudad, retroalimentando a los ordenamientos territoriales con la formulación de soluciones en las nuevas propuestas de uso de suelo que generan estos nuevos proyectos; es que se crean estos Estudios de Impacto Urbano.

Debido al gran abanico de proyectos que se puedan generar, en tamaño, magnitud de impactos, riesgos, etc. Y al gran abanico de normatividad que genera el artículo 115 Constitucional, que brinda a los ayuntamientos autonomía en materia de usos de suelo y construcción, no podemos hablar de una “receta” o solución única para llevar a cabo estos estudios, por ello debemos remitirnos a los ordenamientos locales, las leyes, reglamentos o programas de desarrollo de cada localidad, en donde se indican las condiciones y supuestos de los proyectos para los cuales se solicitará una u otra condición a estos estudios. En su gran mayoría estos estudios se pueden dividir en dos tipos:

  1. Los Estudios de Impacto Urbano, Modalidad Memoria Descriptiva del Uso (MDU), se utilizan para proyectos de pequeña escala, generalmente después de 200 m2 de construcción (escala barrial) y con características según las indicadas en el programa de desarrollo urbano aplicable. El radio de influencia de este estudio por lo general se desarrolla para un máximo de 500 m del proyecto.
  2. Los Estudios de Impacto Urbano, Modalidad Estudio Especializado (EIU), estos se utilizan para proyectos que por su naturaleza, independientemente del área de construcción, generan impactos de mediana y gran escala; de nuevo las características de los proyectos a los cuales se exige este estudio son indicadas en el programa de desarrollo urbano aplicable. El radio de influencia de este estudio por lo general se desarrolla para distancias entre 500 y 1,000 m del proyecto.

En el caso de la Modalidad Memoria Descriptiva del Uso, la caracterización del proyecto además de su descripción, m2 de construcción, alturas, compatibilidad de uso de suelo, número de usuarios, etc. basta con el estudio de la calle y su entorno, es decir, características de la vialidad, usos colindantes, integración con el entorno, infraestructura básica, transporte público, etc.

En el caso de la Modalidad de Estudio Especializado, la caracterización del proyecto es un poco más amplia. Se deberá desarrollar desde una introducción donde se especifiquen los objetivos particulares y generales del estudio, integrando una memoria descriptiva conceptual del proyecto a desarrollar, indicando su ubicación geográfica y micro localización que permitan definir principales vías de acceso, clima, condiciones hidrológicas con geomorfología y relieve que permitan un serio estudio de riesgos naturales, así como definir una demografía del sitio del proyecto, que incluya la estructura de la población, actividades económicas, tipología de la vivienda, problemática de la vivienda de la zona de influencia, así como las opciones de transporte y los riesgos antropogénicos existentes o que generará el proyecto.

En ambas modalidades generalmente se solicita desarrollar al menos los siguientes temas, siendo estos enunciativos más no limitativos:

  • Red de agua potable. Capacidad actual de conducción de la red existente, así como la demanda del proyecto a desarrollar, tanto en cantidad como en presión y en consecuencia la factibilidad de disponibilidad del recurso. Indicando puntos de conexión a la red y si se requiere o no adecuaciones o ampliaciones a la red existente así como los criterios de solución desde integración de nuevos volúmenes de agua a la red, desalinización de agua, etc.
  • Red de drenaje. Capacidad actual de la red de alcantarillado, así como la demanda del proyecto a desarrollar, con la factibilidad de disponibilidad de infraestructura. Indicando puntos de conexión a la red y si se requiere o no adecuaciones o ampliaciones a la red existente así como los criterios de solución desde conexiones existentes, tratamientos de aguas residuales, etc.
  • Red de drenaje pluvial. Capacidad actual de la red drenaje pluvial, así como la demanda del proyecto a desarrollar, con la factibilidad de disponibilidad de infraestructura. Indicando puntos de conexión a la red y si se requiere o no adecuaciones o ampliaciones a la red existente así como los criterios de solución desde conexiones existentes, pozos de absorción, reciclaje, etc.
  • Disposición de residuos sólidos. Deberá indicar las características y volúmenes de los desperdicios generados por el proyecto, así como los tratamientos previos al interior del proyecto que pudieran tener éstos. Su disposición final y en su caso factibilidad del servicio por parte del ayuntamiento.
  • Red de alumbrado público. Deberá incluir un inventario de la red actual en el entorno del proyecto así como las adecuaciones requeridas, con la factibilidad de disponibilidad del servicio y los criterios de solución.
  • Vigilancia y servicios de emergencia. Deberá analizar la demanda que requerirá el nuevo proyecto, su disponibilidad, rápido acceso ante una contingencia y brigadas de emergencia que se deberán apostarse durante la operación del proyecto.
  • Red de energía eléctrica. Capacidad y factibilidad de la red existente de acuerdo con la demanda que requerirá el proyecto, así como las adecuaciones a la red con sus criterios de solución.
  • Suministro de gas. Ya sea por red o tanques, se deberá indicar las adecuaciones a la infraestructura existente, los riesgos que pueden generar y cómo habrán de mitigarlos.
  • Red de telecomunicaciones. Demanda de teléfono, servicio de internet y satelital que requerirá el proyecto y si es o no necesario la adecuación de las redes existentes. Esto con su debida factibilidad por parte de la empresa proveedora.
  • Equipamiento urbano de la zona. Un inventario y estudio de demanda del equipamiento urbano que requerirá, desde banquetas, paradas de transporte público, áreas verdes, etc. Unidades básicas de servicio, y por supuesto la forma en que lo impacta y los criterios de adecuación y mitigación.
  • Estructura vial. Capacidad y velocidad del tránsito existente, motorizado y peatonal, así como la aportación del proyecto, accesos y conexiones al proyecto, tipo de vehículos en el entorno y su aportación, señalización requerida, intersecciones, enlaces, entronques, puntos conflictivos, transporte público, etc. Este apartado merece la realización específica de un Estudio de Impacto Vial.
  • Imagen urbana. Integración o en su caso alteraciones al entorno, identificación de elementos visuales formales predominantes, inventario del patrimonio edificado, etc.
  • Riesgos. Ya sean naturales como inundaciones, huracanes, deslaves, sismos, etc. a los que estará expuesto el proyecto, como aquellos que generará como el manejo de sustancias peligrosas, almacenamiento de combustible, etc.
  • Estructura socioeconómica. Acorde a la caracterización del proyecto realizado, deberá de señalarse en este punto los impactos de la integración del nuevo proyecto a su zona de influencia, su repercusión en la calidad de vida, oportunidades y vulnerabilidades que genere, entre otras cosas.

Por supuesto, una vez analizado cada uno de los temas de impacto desarrollados se deberá de llevar a cabo una valoración de estos impactos y el análisis de las mitigaciones, en donde se deberá proponer la forma en que se pretende reducir la vulnerabilidad de los daños potenciales sobre la vida y los bienes causados por el proyecto, en las cuales se deberá especificar las que apliquen antes, durante y posterior a la etapa de construcción y funcionamiento de la obra proyectada.

Como podemos apreciar el Estudio de Impacto Urbano tiene como objetivo lograr el beneficio de los habitantes de la ciudad mediante el equilibrio del desarrollo inmobiliario y su entorno urbano; genera una gran responsabilidad por parte del profesionista y su equipo que lo elabora. Por ello debe realizarse con seriedad y profesionalismo, al contratar los servicios de un profesionista para esta tarea, asegúrese que cuenta con la experiencia y conocimientos necesarios, así como que cuenta con las acreditaciones debidas, preferentemente con certificaciones profesionales debidamente registradas y reconocidas ante la DGP.

  • Fotografía en portada por Emile Guillemot en Unsplash.