Para poder entender los alcances precisos y la manera adecuada de proceder en cuanto a la intervención en edificios de valor histórico, es necesario conocer los materiales que están implicados en este tipo de edificaciones, haremos en esta y posteriores entregas, un breve recuento de los mismos y de sus principales características, a fin de que vayamos conociendo como se integran y qué papel juegan en el entramado de la preservación del patrimonio edificado:

1.- Piedra: La piedra es el material fundamental, alma, vida y corazón de las edificaciones contempladas en el ámbito del patrimonio edificado.

Es posible encontrarla en los mampuestos o paramentos, en el fuste de las columnas, en sus basas y capiteles, en los sillares de las esquinas, las jambas, los dinteles, las platabandas y molduras, las gárgolas, los contrafuertes, los antepechos, las enjutas, los arcos de piedra con sus dovelas y claves, las medias cañas, los arriates, las balaustradas y demás elementos ornamentales, surtidores y fuentes de piedra, baldosas, incluso ocultas entre el núcleo de losas dinámicas como el “bah-pec”, etc.

Simple y sencillamente no podemos hablar de patrimonio edificado sin la presencia de la piedra, y de esta se tienen al menos siete tipos diferentes, a saber: La pizarra, la arenisca, el granito, el mármol, la cuarcita, la caliza y la filita.

Aquí debemos saber distinguir entre los términos  roca y  piedra.

Las rocas se clasifican según su origen en: Ígneas, volcánicas, plutónicas, metamórficas, sedimentarias y detríticas y entendemos que es un término mucho màs general y científico, además de que da la idea de grandiosidad y majestuosidad, así como de dureza o resistencia, para diferenciar entonces y no caer en lugares comunes y errores, podemos decir, que el termino piedra es más empleado en las disciplinas de la arquitectura y la ingeniería para denominar así a los materiales utilizados en la edificación y que son de tamaño reducido y adecuado propio para ser “mampuestos” (puestos con la mano), como se explica en el Vocabulario Arquitectónico Ilustrado que define: Mampostería: s.f. De mampuesto ‑piedra que se coloca con la mano”, del lat. manus, ‑u, “mano”. Obra cualquiera de piedras unidas entre sí por medio de argamasa, cal, yeso o cemento o simplemente, aparejadas las unas junto a las otras.

Foto: Archivo personal del Ing. Magdiel Leopoldo Cen Chab / Moldura de piedra con friso dentado / Iglesia de Mama, Yucatán.

Hablemos un poco de la piedra predominante en la región de la Península de Yucatán, la cual es: La Piedra Caliza que es el nombre con el que se conoce al carbonato de calcio. Esta piedra tiene un alto porcentaje de calcita y cuarzo o arcilla, materiales que pueden hacer variar su coloración, dándole unas tonalidades tan bellas de las que surgen las variedades decorativas y ornamentales de piedra coquina o conchuela, Ticùl, Macedonia o Crema Maya y fósil, etc.

Posee además una resistencia a la flexibilidad, a los impactos y a los esfuerzos de compresión,  que va de media a alta, así como una abrasividad baja, por lo que fabricar piezas a la medida deseada cortándolas o tallándolas, no es gran problema.

Es altamente porosa y permeable por lo que recibe la denominación de piedra carsica. Por su durabilidad y características mencionadas, la empleamos aquí en labores de mampostería y otros usos, su blandura la hace ideal para fabricar elementos de decoración en fachadas e interiores de viviendas, haciendas o estancias.

Así lo entendió el gran pueblo Maya en sus monumentales edificaciones y posteriormente, el albañil de la Colonia. La piedra caliza es el material que conforma el corazón de nuestras edificaciones y es que en los dos perímetros que conforman el Centro histórico de la ciudad de Mérida, se tienen 3906 predios catalogados por el INAH y protegidos por una reglamentación puntual y especifica. Estos predios están sujetos a procesos de intervención que tienen que ver con los cuidados adecuados en cuanto al manejo de la piedra se refiere.

Las piedras que vemos entonces en las edificaciones tan bellas de las manzanas dentro de los perímetros mencionados, provinieron sin duda de las canteras y de las edificaciones prehispánicas, tomándolas el español de ellas e integrándolas a la traza urbana y a sus primeras edificaciones.

Hablamos aquí de una de las ciudades más importantes de la Península de Yucatán y su Zona de Monumentos, pero independientemente del estado de la República Mexicana que se trate, en todos los Centros Históricos o áreas protegidas, es posible identificar debido a sus características y modo de empleo, cuatro tipos de piedras:

  1. Piedra de hilada, para muros y cimientos, (piedras de forma irregular).
  2. En Yucatán les llamamos “Uoles”, a las piedras más pequeñas utilizadas para acuñar, rellenar o consolidar paramentos, en otras partes se le llaman cuñas, lasgas o “boles”.
  3. Aquí en la Península Yucateca tenemos a  los “Tzales”, que son piedras de forma plana utilizada para las dovelas y clave de los arcos, como baldosas en los embanquetados y para las techumbres como el “Bah-Pec” en nuestro caso. 
  4. Piedras careadas o trabajadas al canto y sillares utilizados como refuerzos en las esquinas de los muros y en los marcos de las puertas y ventanas.
  5. Piedras labradas o trabajadas para molduras y ornamentos.

Como quiera que fuese el origen de la piedra y su composición mineral, la fineza de su grano y su grado de dureza, debemos tener un profundo respeto por su funcionamiento interno, los espacios intersticiales que existen en ella, contienen aire o vacio y pueden ser saturadas por humedad.

Esa es precisamente la principal debilidad de la piedra y más de la caliza, debido a que la mayoría de los edificios coloniales o históricos, están desplantados o cimentados sobre suelos y no sobre sustratos rocosos, como es el caso de la mayoría de los estados de la Republica, cuyos centros históricos y edificios más emblemáticos, descansan directamente sobre el suelo excavado y compactado, estando expuestos los cimientos y los paramentos a la acción de la humedad por capilaridad y a efectos indeseables que el vulgo llama “salitre” y los profesionales con conocimiento especializado “eflorescencia”.

Por esta circunstancia tan importante es que está contraindicado el uso y empleo de materiales contemporáneos como el cemento gris en cualquiera de sus cinco principales tipos y marcas comerciales y aditivos o materiales cementantes, en proporciones altas en las ligas o mezclas de morteros para revoco o repello y masilla o estuco, ya que al reaccionar químicamente con los componentes y aglomerantes, por las propiedades químicas que posee, forma un “tapón” u “obturador” que impide que la piedra pueda liberar esa humedad contenida en su interior, a través de la disipación de humedad y la transferencia de calor, en términos coloquiales se dice que la piedra necesita “sudar” o “transpirar”.

 Es por ello que los morteros de la colonia como la argamasa, están hechos con materiales nobles y dinámicos que permiten esa importante función de la piedra y han durado en muchos casos cientos de años, sin la mínima presencia de material cementante alguno.

 Así que no debemos menospreciar la sabiduría de los constructores antiguos y debemos sentir respeto por los procedimientos constructivos originales y reproducirlos lo mejor posible hoy día, en las edificaciones típicas de las Zonas de Patrimonio y Centros Históricos de nuestras ciudades.

  • Fotografía en portada del archivo personal del Ing. Magdiel Leopoldo Cen Chab / Columnas de piedra con basa y capitel, en arcada / Iglesia de Mama, Yucatán.