La disciplina de la Ingeniería Civil tiene una preponderancia y reconocimiento tácito en la cotidianeidad de los pueblos y civilizaciones en general, los Ingenieros Civiles son entes muy reconocidos y respetados, su participación en los distintos e importantes ámbitos como son la política, la economía, el desarrollo de infraestructura, etc., ha sido siempre muy destacada. Si hablamos de la arquitectura veremos que ésta, además de ser una disciplina y una de las profesiones más respetadas como la Ingeniería, está considerada además como una de las bellas artes, ¿cuándo se difuminó la relación tan intrínseca y estrecha que hay entre ambas? Ese sería un gran tema, aparte del que queremos tratar aquí el día de hoy, por lo que lo dejaremos pendiente.

El hecho es que esta separación o división, ha afectado de manera radical la concepción de las tareas que atañen a cada una de estas disciplinas, cuando debería ser al contrario, cuando deberíamos colaborar estrechamente entre ambas partes para el buen desarrollo de los proyectos y obras que se ejecutan en nuestro tiempo y como veremos aquí, mucho más en un área tan valiosa y redituable en donde empatan perfectamente ambas y que es la intervención en cuestiones de patrimonio edificado.  

Tal vez esta división o separación se aprecia más en la forma en que concebimos el cuidado y la preservación que se debe tener con el Patrimonio Edificado, el valor que tienen los edificios históricos, los centros históricos de las ciudades y poblados y sus monumentos de gran valor, ya no hablemos de las demás vertientes del mismo, como pueden ser: El patrimonio intangible, la música, las artes, las costumbres y tradiciones de los pueblos, el lenguaje, la comida, la botánica, etc.

Tal parece que a los Ingenieros Civiles no les interesara en lo más mínimo estos asuntos tan delicados e importantes, por considerarlos superfluos o propios del quehacer de la arquitectura, y nos quedamos con la idea de que lo difícil, lo grande, lo macro pertenece al mundo de la ingeniería. Cuestiones más de infraestructura, estructuras, edificaciones contemporáneas, vías de comunicación, puertos, helipuertos, terminales marítimas, etc.

A lo largo de más de dos décadas de ejercer como profesional y de estar embebido en tareas de rescate, preservación y conservación del patrimonio edificado, tristemente esta premisa se ha cumplido a pie juntillas, colegas de distintos departamentos, profesionales de la disciplina, condiscípulos, compañeros y amigos, tienen una concepción muy pobre o nula de la importancia que reviste como ingenieros el empaparse de aspectos importantes en las tareas que atañen a bienes patrimoniales, edificios históricos, iglesias, elementos referentes de la cultura y desarrollo de los pueblos.

Literalmente he escuchado decir a algunos colegas respecto a edificaciones de gran valor y contenido histórico, pero en condiciones deplorables de mantenimiento o con problemas estructurales perfectamente atendibles y solucionables: “Es mejor botarlo todo y hacer algo nuevo”, “ese edificio no sirve, es un adefesio, conviene más demolerlo”, y esto salido de la boca de profesionales de obras públicas que desempeñan tanto mandos de dirección y administración, como los que ejercen funciones más técnicas y de campo u obra, todos ellos profesionales de la ingeniería, tal vez por ello los arquitectos nos critican de poco cultos o poco sensibles a las cuestiones que atañen a la preservación y conservación del patrimonio edificado.

Eso debe cambiar, debemos ir más allá y trascender los límites que nuestra propia profesión nos marca, atrevernos a entrar en este mundo tan interesante y tan redituable también, aquellos que han encontrado la forma y los caminos correctos, pueden testificar que es un buen filón de oro en términos de intervención, cuando se sabe proceder en consecuencia.

Por lo tanto, en posteriores colaboraciones trabajaremos en pro de difundir la información pertinente, la terminología, los procesos de intervención, los métodos y ligas tradicionales, que deben emplearse, etc. Todo con el afán de difundir en el gremio estos asuntos y que cada día sean más los profesionales del ramo que se interesen en esta temática que constituye hasta ahora, un apartado, pero que debiera ser parte inherente del quehacer ingenieril, que no es poco decir.

  • Fotografía: Archivo personal del Ing. Magdiel Leopoldo Cen Chab / Reconstrucción de moldura.