Por lo general una de las observaciones más comunes que hago cuando reviso una estructura de concreto armado es el acomodo de tuberías o ductos para instalaciones, que por diversas causas de diseño deben colocarse dentro de los elementos de concreto.

Incluso en un par de ocasiones, el material de estas tuberías o ductos han tenido que ser sustituidos por otro que cumpla con las recomendaciones del Capítulo 318 del American Concrete Institute (ACI). Lo anterior porque debemos recordar que hay que evitar cualquier tipo de material que haga reaccionar al acero de refuerzo y lo debilite tanto a este como al concreto, en general evitemos utilizar aluminio en las instalaciones ahogadas, a menos que el Director Responsable de la Obra (DRO) autorice un recubrimiento adecuado, pero con la tendencia a la alza de utilizar plásticos del tipo PVC o CPVC en las instalaciones, con la elección de estos materiales tendremos la seguridad de evitar caer en este supuesto.

Además de lo anterior en la selección del material a utilizar debemos de revisar que estos materiales resistan las temperaturas y presiones a las cuáles se expondrán durante su uso, y por supuesto, no ponerlas en uso hasta que el concreto haya alcanzado su resistencia de diseño.

Tal vez suene obvio pero como dicen los abogados “lo que abunda no estorba” es importante hacer un señalamiento a la interacción tubería, ducto o camisa que coloquemos con el acero de refuerzo del elemento en estudio, en primera instancia esta instalación no debe de alterar el acomodo del armado de refuerzo indicado en los planos de construcción autorizados. Además debemos garantizar un adecuado recubrimiento de estas instalaciones, el cual deberá ser al menos de 4 cm en aquellos elementos expuestos a la intemperie o con interacción con el terreno y 2 cm en aquellos elementos no expuestos o libres de la interacción con el terreno.

Lo siguiente a verificar es el lugar más adecuado para llevar a cabo el paso de estas instalaciones a través de las losas, muros y vigas; tomando en cuenta que este paso provoca una sustitución del concreto, este no deberá debilitar significativamente la resistencia del elemento, y la mejor forma de minimizar este impacto es haciéndolo en los lugares del elemento donde el concreto no trabaje a la compresión. En el caso de las columnas, mantengamos en la medida de lo posible la simetría supuesta durante la etapa de diseño.

Las dimensiones de las tuberías para instalaciones también deberán verificarse, y como se mencionó antes, deberán pasar a través, no se permite ahogarlas longitudinalmente en las vigas o nervaduras de una losa. El tamaño máximo de estas instalaciones medidas a paños exteriores a través de estos elementos no deberá exceder una tercera parte de su espesor; de igual proporción se hará en losas y muros. Aunado a esto las tuberías que ahoguemos deberemos espaciarlas centro a centro tres veces su diámetro o ancho, es decir, entre un par de tuberías deberán caber holgadamente dos tuberías del diámetro mayor que estemos utilizando. En el caso de las columnas, si estas tuberías no desplazan más del 4% del área de la sección transversal utilizada en la etapa de diseño o la requerida para su protección contra el fuego de acuerdo a las recomendaciones del Capítulo 216.1 del ACI, podemos decir que estamos cumpliendo con los requerimientos.

En el caso específico de las losas sólidas las tuberías deberán colocarse entre las capas de refuerzo superior e inferior, cumpliendo con las reglas antes mencionadas, a menos que se vayan a utilizar para irradiar calor o derretir nieve, en cuyo caso el DRO deberá autorizar su acomodo.

Cuando se trate de losas de cimentación, siempre será más sencillo pasar estas tuberías por debajo de la losa, colocándolas previamente a la construcción de estas.

Además no olvidemos que al igual que otros elementos del concreto armado, estas tuberías son propensas a afectarse por efectos de dilatación del concreto, por lo que se sugiere un refuerzo en dirección normal a la tubería de al menos 0.002 veces el área de la sección del concreto.

Por último, y desafortunadamente esto sucede más frecuente de lo que desearíamos, no debemos alterar una estructura ya construida, el daño a cualquier elemento siempre será mayor al que parezca a simple vista, pues recordemos que el comportamiento cuando permanece en modo estático es diferente, al que manifiesta de forma dinámica durante la acción de un huracán o sismo. Si debemos realizar cualquier alteración a la estructura asegúrense que el Director Responsable de Obra avale por escrito estas modificaciones.