Actualmente nos estamos encontrando con mensajes que nos están disparando a cada momento y por todos los medios, de que tenemos que transformarnos para ir de acuerdo al futuro, de la misma manera de lo que estamos haciendo y que haremos todo lo necesario para convertirnos a una Ciudad Inteligente (“Smart City”) y que ese es el camino para la modernidad, etc.

No obstante las afirmaciones y narrativa anterior, esto es parcialmente cierto, por lo que debemos clarificar que este es un tema muy importante y no solo lo es para parecer o aparentar que estamos en camino de la modernización, sino que es una obligación saber a ciencia cierta de que se trata este tema y si quien refiere ello, conoce qué hacer con lo que ofrece y dice pero sobre todo, si se conoce cómo gestionar los datos que se obtengan.

Vamos a tratar de hacer más coloquial y sencillo lo que el término mismo significa y sus eventuales alcances, para no dejarnos sorprender por estas propuestas rimbombantes que se citan y que para el caso de esta columna, se refiere a temas sobre la Infraestructura y el Desarrollo Urbano sostenible, como insistentemente hemos apuntado en colaboraciones anteriores.

De manera sencilla podemos definir que una Smart City es el término utilizado para referirnos a las ciudades que se encuentran ocupadas en orientar políticas públicas que tiendan a lograr un desarrollo sostenible a través de infraestructuras, innovación y tecnología que disminuyan sus consumos energéticos y sus emisiones de CO2 a la atmósfera.

Herramientas.

La utilización de paneles solares o fotovoltaicos, transporte y movilidad por medio de vehículos eléctricos, molinos y/o parques eólicos, señales y semáforos solares, promover el uso de rutas peatonales arboladas, bicicletas, entre otras pequeñas acciones o detalles que llevan a una ciudad a convertirse en más eficiente y sobre todo sostenible.

Tradicionalmente existen términos establecidos para la mejora de la Administración Pública y su siempre referida “modernización” que ha traído innumerables quebrantos y dolores de cabeza a cuanta administración que ha tenido la responsabilidad de la gestión pública sin distingo de color, lo cual ha hecho que no se cubran las expectativas generadas, ya sea por conocer poco o de plano no conocer y consecuentemente no poder administrar la información necesaria que se genera en todo momento para la toma de decisiones.

El concepto “Smart City” se debe entender como una mejora en la gestión pública de la ciudad (o Estado), de manera tal, que se encuentre orientada, pero sobre todo de manera por demás optimizada para la prestación de servicios públicos, como pueden ser la basura, los baches, la limpieza de parques, el alumbrado público, el transporte, el abastecimiento de agua, entre otros, por lo que podemos apreciar con mucha claridad que el enfoque va dirigido a mejorar o solucionar la actuación en la gestión municipal (o estatal), entendiendo al Municipio como el elemento autónomo básico de nuestro sistema político, es literalmente la célula básica de nuestro país, por lo que debemos estar muy atentos a ello y participar, replicando hacia arriba esta gestión, es decir, al Estado y luego a la Federación.

El siglo XXI está destinado a ser el siglo de las ciudades, por lo que utilizar los medios digitales y los datos que se generan debe ser una herramienta constante para utilizar, de manera tanto cotidiana como inmediata y apoyarse en la solución de los temas económicos y sociales que se tienen por delante.

¿Para qué sirve?

Ahora bien, ante toda esta cantidad de información que se genera, nos debemos hacer la pregunta anterior ya que necesitamos conocer si los que recopilan, organizan, colectan y ordenan toda ella saben que hacer con la misma.

Lo medular es tener presente que estamos ante el umbral de tener información que nos aportará datos trascendentes que son sustanciales para la Planeación Estratégica en la que debe estar basada la administración de la ciudad o el Estado, entre los que podemos citar a la planificación urbana, la movilidad y el transporte, la gestión medioambiental, la economía y sobre todo la relación estrecha entre la sociedad y la tantas veces citada y añorada gobernanza.

Resulta conveniente que podamos conocer hoy, qué es lo que tenemos a nuestra disposición y en qué se basan esas propuestas o cómo las vamos a aterrizar para poder decir que somos una ciudad inteligente o que estamos yendo en ese camino. Con certeza podemos decir que la ciudad perfecta no existe, pero hay que tender hacia esa perfección con método y compromiso, con firmeza y rumbo colectivo pero sobre todo con todos los medios al alcance de todos y por encima de quienes tengan la oportunidad de tener la administración de la ciudad o el Estado porque esto es para todos sin distingos, es menester aprovechar las tecnologías de la información y las comunicaciones para mejorar, manteniendo el compromiso de sustentabilidad. Parece lejano o tal vez impensable para nuestro terruño, pero se deben implementar medidas sobre el crecimiento demográfico y económico pues son factores que impactarán por su desarrollo y crecimiento nuestro entorno medioambiental y de convivencia y cohesión social.

Así las cosas, de acuerdo a la clasificación de la Unión Internacional de Telecomunicaciones y Estandarización (ITU-T), existen tres categorías de Smart Cities:

a) Inteligentes de Inicio (Smart from the start). Ciudades que han sido construidas desde el inicio y se disponen para atraer negocios o ciudadanos basados en Planes Estratégicos empleando nuevas infraestructuras TIC´s (Tecnologías de la Información y Telecomunicaciones) para beneficio de la ciudadanía.

b) Volviéndose Inteligentes (Smartization). Ciudades Existentes que emplean un Plan Estratégico para realizar mejoras parciales y graduales de sus infraestructuras y poder hacerlas cada vez más desarrolladas o inteligentes, y

c) Ciudades impulsadas por objetivos (Purpose driven cities). Ciudades con propósitos preestablecidos y especiales como lo son ciudades industriales, científicas centradas en la investigación o culturales, entre otras.

Independientemente de encontrarse en cualquiera de las tres categorías anteriores, se tiene que contar con un Plan Estratégico como hemos insistido y no solo presentarlo en la narrativa de las propuestas, ya que es una tarea fundamental para implementar de inmediato y garantizar su funcionamiento con las nuevas tecnologías, con un marco legal integrado para lograr la gestión integral de manera ordenada y con niveles de jerarquía sencillos, con un cronograma igualmente establecido y medible por áreas y objetivos para que todo ello pueda interactuar con los ciudadanos, empresas o instituciones y en caso contrario generar y establecer la educación correspondiente para su inclusión y utilización por igual.

Una vez conociendo la importancia que conlleva este término de Smart City, tenemos que solicitar la oportunidad como sociedad para colaborar en cualquiera de las etapas y tareas en este proyecto a desarrollar una ciudad sostenible.