Los Colegios de Profesionistas como muchas otras asociaciones civiles tienden a envejecer, no solo en el sentido de la longevidad de su operación activa, también está el caso de sus miembros activos, donde la media de edad va en aumento al pasar los años. La ausencia de jóvenes se recrudece con el tiempo y se estima que, ante la polarización actual de la sociedad, la pérdida de confianza en instituciones y organizaciones, y el crecimiento de la cultura de la gratificación instantánea, el desinterés de los jóvenes profesionistas a formar parte de su gremio organizado irá en aumento a menos que se tomen acciones específicas sobre el tema.

Aquí es donde llegamos a la pregunta ¿qué hacer para que los jóvenes se interesen en formar parte de su gremio organizado? ¿cómo motivar una participación activa de ellos en los colegios de profesionistas?

La respuesta es compleja y como suele suceder en las ciencias sociales, no existe una respuesta puntual, sin embargo, si hay acciones que pueden acercarnos a la solución y que valen la pena intentar.

Lo primero es escuchar y lograr ser escuchados.

Los colegios debemos acercarnos a las instituciones de educación superior y lograr que esos futuros profesionistas sepan que existe un Colegio que agremia a los profesionistas de su área, pues la gran mayoría desconoce de su existencia, y si saben que existe un Colegio, es probable que no tengan idea de qué es lo que hacen, cómo funcionan, quiénes lo conforman y demás los pormenores relacionados a este.

Una vez lograda la presentación del Colegio es tarea nuestra escucharlos y conocer qué es lo que esperan ellos de una asociación gremial cuando se integren a la vida profesional, conocer sus necesidades y las iniciativas que proponen, mediante encuestas, foros de diálogo o cualquier otra dinámica que nos ayude a lograr este fin.

Modernizando la propuesta de valor.

Con toda esta información recabada sobre lo que realmente es de interés de los jóvenes profesionistas, podemos concluir cuáles son los valores reales y actualizados que buscan en una asociación gremial y sumarla a la propuesta de nuestro Colegio.

Es claro que lo que fue una prioridad en la década de los 80s no precisamente lo será en estos momentos. Los temas para una capacitación continua no son los mismo que busca un joven profesionista a los que requiere un perito con 20 años de experiencia.

Por ejemplo, un recién egresado que cuenta con los conocimientos teóricos más recientes, preferirá más una capacitación en habilidades blandas que un curso en algo académico, o en temas de reciente auge como la inteligencia artificial, o en emprendimiento para que le ayuden a despegar su carrera.

El rebranding no solo aplica a las empresas.

Los Colegios debemos modernizarnos, y no me refiero a un cambio de nombre, logos o marketing como al que estamos acostumbrados en productos o empresas, pero si en la forma en que somos percibidos hacia el exterior de nuestra asociación. Intensificando y modernizando nuestro mensaje, reposicionándonos estratégicamente en los sitios de interés de los colegiados, recuperando o expandiendo espacios correspondientes a los profesionistas, y adaptándonos a las circunstancias que vivimos actualmente.

Para ello podemos hacer uso de las formas de comunicación preferidas por las nuevas generaciones como lo son las redes sociales, contar las historias de éxito de profesionistas que crecen gracias a la asociación e incluir las en estas campañas de redes sociales.

Creemos comunidad y networking.

Los jóvenes valoran mucho las relaciones profesionales y personales, porque cuando uno va iniciando su carrera es justo lo que necesita. Y en teoría en los Colegios de Profesionistas y las Cámaras Empresariales nacieron con este fin, para agremiarte con los tuyos, entre pares, y que la experiencia y conocimiento sea compartido, fortaleciendo entre todos al gremio.

Esto es un punto importante que hace la diferencia en pertenecer o no a una asociación. Debemos llevar a cabo los eventos de integración, para que se conozcan entre sí los socios, sepan cuál es la especialidad de cada uno y en quienes pueden crear redes de trabajo que le sumen valor a su propuesta profesional y empresarial. Generando eventos como afterworks, seminarios o convivencias; dejar que se creen grupos por interés específico y conectar esos grupos con los decanos del Colegio a manera de mentoría.

No negar el espacio que solicitan.

Para sentirse identificados, los jóvenes deben tener voz y voto. Debemos fomentar la Comisión de Jóvenes que se encargue de los asuntos y propuestas específicas de su interés, que los motive a formar parte de los Consejos y Comités Directivos, y que bajo la mentoría de los más experimentados se atrevan a formar parte de las Comisiones Técnicas, incluso que lideren proyectos e iniciativas internas.

Retomemos los beneficios tangibles.

Seamos claros, muchos jóvenes no se afilian a los Colegios porque no ven un retorno claro. Aquellos convenios con universidades, plataformas de educación, casas comerciales, bancos, aseguradoras, servicios, asesoría legal, etc., se han perdido con el paso del tiempo y no se han retomado. Aquí hay mucho trabajo por hacer por parte de nuestras asociaciones, no solo pensando en los jóvenes, sino también en los socios actuales.

Con estos puntos podemos elaborar un Plan Estratégico para atraer e integrar no solo a jóvenes profesionistas a nuestros Colegios y Asociaciones, sino a profesionistas que por apatía o desinterés dejaron de lado acercarse a su gremio, e incluso para mantener a los socios actuales en ánimo de seguir participando.

Quien diga que es una tarea fácil es claro que no sabe a lo que se enfrenta, sin duda requiere de un gran trabajo por parte de todos lo colegiados, pero sobre todo de liderazgo que capte la atención y admiración de los jóvenes y sirva de detonante para renovar la participación dentro de nuestro Colegio.  

  • Imagen en portada creada mediante ChatGPT.