En el argot económico y político se suele recurrir a la teoría denominada como “El cisne negro la cual es una alusión representativa de aquellos sucesos que ocurren por sorpresa.

Se caracterizan por ser eventos que ningún analista había previsto, considerado ni asumido en la cuenta, porque a priori, eran improbables y que, para bien o generalmente para mal, terminan teniendo un gran impacto y repercusiones trascendentales.

Lo anterior sería análogo o directamente proporcional si los eventos hubieran sido debida y puntualmente estudiados, evaluados y puestos en marcha, sin embargo, estamos descubriendo que no es así.

Las faltas, fallos y demás carencias en infraestructuras de cualquier envergadura y tipo, salen a flotación al más mínimo análisis, revelando que los motivos son otros, por lo que no pertenecen, ni menos corresponden a la paradoja de los cisnes negros tal como el economista libanés Nassim Nicholas Taleb, naturalizado estadounidense estableció en su teoría.

ORIGEN.

El descubrimiento de este tipo de aves con plumas negras, por exploradores europeos del siglo XVII al navegar por Australia, fue un hecho que se consideraba altamente improbable, pero al suceder cambió la percepción que había hasta ese momento.

Esta teoría trata de cuestionar los análisis económicos que se hacen para predecir el futuro, mediante una extrapolación de lo que ha ocurrido en el pasado, predicciones que, tarde o temprano, se verán confrontadas por la aparición imprevista de un cisne negro.

Así, para que un acontecimiento pueda denominarse cisne negro, debe tener las siguientes tres propiedades: 1) inesperado, 2) de gran impacto, y 3) aporte elementos y teorías para evitarse a futuro.

Como vemos, lo que define esta teoría es que, por mucho que creamos que tenemos una situación controlada, siempre hay factores aleatorios que se nos escapan, pero este no es el caso, veamos.

Mientras continuemos creyéndonos las justificaciones de que “la falta de una adecuada puesta en marcha, tiempo, forma y costo corresponden a eventos inesperados” esto seguirá siendo solamente una estratagema y nada más.

Cuando existen los estudios y análisis anticipados, la probabilidad de que un cisne negro aparezca es casi cero, subrayando que ningún modelo matemático como tampoco ningún analista es capaz de prever su llegada, por la sencilla razón de que es imposible conocer su existencia.

Como inferimos, son sucesos que nadie espera que ocurran pues tienen lugar sorpresivamente, siendo imposible protegerse de ellos y evitar sus consecuencias, así que para impedirlo, es menester aplicarse diligente y asertivamente.

Acallar lo anterior, solamente puede ser a través de elementos probatorios, pero en tanto eso ocurre, continuará siendo puro “rollo” como coloquialmente se dice a las técnicas distractoras y manejo demagógico para atribuir la aparición de un cisne negro, cuando más bien se trata de un “patito” disfrazado.

DESACIERTOS.

En el lenguaje y debate político, la expresión “aceptando sin conceder” es muy socorrida para fijar una posición que permita hacer un análisis, cuyo resultado puede no ser motivo de admisión por quien lo presenta, pero es válido para plantear el asunto desde otra perspectiva.

Lo anterior viene a modo porque para realizar un análisis somero de cualquier asunto, hay que aceptar un supuesto (una obra) sin que la estemos aceptando (conceder) pero que nos servirá para diseccionar los elementos que requerimos.

Hemos insistido que todas las obras de infraestructura, deben ser catalizadores para el bienestar de la sociedad, es decir, corresponden a un plan de acción debidamente armonizado entre autoridades y ciudadanos.

Socializarlas resulta fundamental, pues difundir y explicar objetivos, alcances, plazos y montos, servirá para lograr la aceptación comunitaria, permitiendo obtener en el mediano plazo un mejor nivel de vida, coadyuvando con la sustentabilidad.

Lo anterior es una apreciación teórica, e inclusive, hasta pudiera parecer idealista, sin embargo, al ver la realidad en la que se transforman muchas de estas obras, nos quedamos estupefactos y hasta mudos, al escuchar el rosario de justificaciones y medias verdades para tapar las trampas, negocios e ineficiencias.

Para el caso, recurriremos a la expresión “patito” que se usa para referirse coloquial e ingeniosamente, inclusive haciendo mofa, cuando deseamos expresarnos de cualquier producto o servicio que tiene mala calidad y suavizar el tono.

La similitud de los términos de las aves en comento, solamente nos sirven para identificar dos asuntos que son diametralmente opuestas y además ajenas, ya que la primera corresponde a un evento inesperado y la segunda a otro realizado deficientemente y sin calidad.

La única pretensión, es la de dejar perfectamente claro que para que algo funcione, deben realizarse hasta saciedad todos los estudios y modelos que den certeza y certidumbre a las inversiones.    

Debemos estar muy atentos para vigilar hasta las obras patito, que pueden estar siendo amenazadas por los zopilotes, una especie más peligrosa, rapaz y carroñera que suele merodear estos asuntos para tragarse viseras y restos, luego que otros impune y anticipadamente se empacharon e inclusive se llevaron a cenar a un escaño más cómodo.

Corolario.

“Maximizando la aplicación del conocimiento, minimizamos eventualidades”

  • Fotografía en portada por Wang Binghua a través de Unsplash.