El trecho entre el dicho y el hecho

“Quiero hechos, no palabras;

si quiero palabras, me leo un libro”

Frida Kahlo

La rima que intitula el presente, nos demuestra que el tiempo se constituye como un implacable juez que ante la falta de la adecuada gestión, estudios y demás requerimientos, basado en los errores y demás asimetrías termina por sentenciar y dejar al descubierto mentiras, peroratas y campañas que acompañan algunas obras.

Si bien es cierto que las nuevas necesidades de transporte, sumadas a los avances en la tecnología y la economía circular, han hecho aparecer en los últimos años ejemplos de movilidad sostenible, también lo es, que en su nombre, se han cometido abusos, engaños y otras tropelías, que distan en resolver el asunto, sino más bien, resultan ser un negocio sesgado para unos cuantos aprovechados.

Referiremos algunas de las causas que alardearon y hasta presumieron, pero que para nuestro pesar, todos los peatones y/o conductores, estamos aguantando con ecuanimidad estoica.

TEORIZANDO.

La Ley General de Movilidad y Seguridad Vial (2020) provocó un fenómeno revulsivo, motivando actualizaciones para que los sistemas de transporte existentes garanticen mejores condiciones de seguridad, accesibilidad, y sustentabilidad a todos los ciudadanos.

Entendida la sostenibilidad no solo en términos medioambientales, sino también económicos y sociales, son muchas las medidas que las administraciones, empresas y ciudadanos debemos estar comenzando a adoptar, para reducir las emisiones de bióxido de carbono (CO2)

La renovación del parque vehicular, su progresión hacia el uso de energías limpias y sobre todo, los nuevos modelos de desarrollo urbano que reduzcan la dependencia del vehículo privado, son algunos ejemplos de actuaciones que se están llevando a cabo de manera eficaz, evaluable y verificable, pero en otros lugares del mundo.

La nueva movilidad implica avanzar en la logística, planteando mejoría en la eficiencia de las infraestructuras, la digitalización de los sistemas de gestión y la apuesta por una logística eficiente y sostenible.

Como siempre, la teoría y los discursos, son muy bonitos y aguantan todo, no obstante discrepan de la realidad, pues en el nombre de la modernización se cometen sustanciales faltas y atracos.

La aparición de nuevas complejidades en la movilidad, solamente exhiben las incapacidades y actuaciones tendenciosas que jamás tuvieron como meta resolver la problemática, sino satisfacer otros asuntos inconfesables, que al igual de siempre, se han hecho en su nombre.

La educación, paciencia y respeto de los ciudadanos tiene límites ante los atropellos que persisten en el oscurantismo e impunidad, que visten sistemas impuestos sin consenso, de manera arbitraria y a modo para los cuates.

PADECIMIENTOS.

Amigos y personas cercanas, nos hacen llegar sus dolencias ante los nuevos sistemas impuestos, logrando constatar personalmente de manera somera algunos de ellos.

Para lograr un dictamen, deberíamos utilizar y revisar los estudios que dieron pie a la implementación, algo prácticamente imposible por los consabidos métodos de ocultamiento que prevalecen, sin embargo con lo que observamos in situ, resulta ser suficiente, así que sin perder generalidad grosso modo veamos:

  1. Vialidades. La falta de diseño apropiado y pertinente salta a la vista, pues se han establecido carriles dentro de las calles existentes, con líneas exclusivas para camiones que no justifican aforos, ni mucho menos circulación constante. La reducción de espacios en los carriles sobrantes, atiborrados de vehículos es evidente y contrasta con el exclusivo y casi vacío destinado al transporte público.
  2. Ciclovías. Trazo y distribución realizados muy seguramente desde la comodidad de un restirador, pues no son operativas ni funcionales, ni mucho menos utilizadas, dadas las condiciones climatológicas.
  3. Banquetas. No existe una política que de uniformidad a las secciones y pendientes que establece en sus normas el Reglamento de construcciones.
  4. Iluminación. Existe una falta total de iluminación suficiente en las vialidades intervenidas para ofrecer seguridad a los ciudadanos.
  5. Conectividad. La facilidad de estar conectados a través de redes que utilicen nuevas tecnologías para lograr insertarse en la clasificación como una Smart City de ninguna manera se tienen.
  6. Seguridad. Teléfonos físicos de emergencia así como botones de emergencia para cumplir con normas sobre perspectiva de género son inexistentes.
  7. Paraderos. Ubicados solamente a determinada distancia, en sitios que al parecer no fueron visitados siquiera por los que los dibujaron, pues se encuentran hasta en las rampas de salida. Huelga decir que la información de rutas y frecuencias en paraderos, debe estar disponible en tiempo real a través de datos y conexión a ellos, y la tiene que proporcionar el concesionario sin que el usuario tenga planes de datos.
  8. Discapacitados. Mención especial es este asunto, pues en ocasiones no se cuenta con una rampa que cumpla con las condiciones para que sea utilizada por estos grupos vulnerables.
  9. Tarifas. No menos importante ha sido la imposición de tarifas sin consenso, ni opciones a las anteriores, las cuales fueron desaparecidas por arte de magia, tal como está ocurriendo con el cambio de tarjetas con saldos que se desconoce su destino.

    Nada se parece a las experiencias vividas en carne propia, de modo que a lo expuesto a vuelo de pájaro queda la opinión de cada quien.

    Corolario.

    “Aprovecharse de ordenamientos es corrupción y debe combatirse”

    • Fotografía en portada de Marius Matuschzik a través de Unsplash.