Con la llegada de 2025 llegan los aumentos, no solo los aumentos al salario mínimo, el cuál por cierto fue decretado a un 12%, pero también los aumentos a los cobros gubernamentales derivado del aumento a la UMA y el aumento a los impuestos como el IEPS, que genera aumento en los costos de insumos básicos como gas, electricidad, gasolina, y en consecuencia a la canasta básica y el resto de productos y servicios.

Sin embargo, los aumentos en los honorarios profesionales no suelen llegar tan puntuales como los anteriores y, por el contrario, recorren un camino más sinuoso, con múltiples paradas y desviaciones, que para la mayoría de los profesionistas hace que la cuesta de enero se extienda a todo el primer trimestre del año.

Y en el tema de la inflación todo suma, el gasto gubernamental desmedido, estipendios excesivos, despilfarro de recursos, programas electoreros, corrupción, impresión de moneda sin control, incluso hasta el gasto descuidado de cada uno de nosotros durante las fiestas de fin de año; sin embargo, la falta de educación financiera es uno de los factores más importantes para mantener a flote unas finanzas sanas y ser críticos en las acciones de gobierno, para vigilar y exigir políticas financieras responsables de forma objetiva, pero, por incomprensible que parezca, la educación financiera es algo ausente en la mayoría de los profesionistas en nuestro país, y sus consecuencias son ruinosas.

Para ejemplo tenemos el cobro de honorarios, tema del que no se habla en las aulas de educación superior, sobre todo en las formaciones de ingeniería. Podemos crear matrices de costos unitarios para conceptos de construcción de obra, pero por alguna razón, al momento de tasar honorarios profesionales llegamos al primer dilema financiero con el que todo egresado nos encontramos. Ante lo anterior se recurre a lo fácil, copiar al vecino, un gran error que terminamos pagando caro. Lejos de analizar nuestros costos fijos y variables, y definir nuestros honorarios por hora, días o unidades de trabajo, se copia al vecino sin siquiera analizar las condiciones bajo las cuales este se encuentra laborando, alcances de sus servicios e incluso, calidad, asertividad y eficiencia, ya ni siquiera hablemos de sus indirectos, de esa manera, contribuimos a crear un mercado laboral artificial, adulterado, fuera de contexto y sin bases sólidas para lograr el crecimiento profesional con el que todos anhelamos.

Ya sea por la falta de educación financiera, apatía sobre temas administrativos durante nuestra formación profesional, o tal vez el síndrome del impostor, la gran mayoría de los profesionistas recién egresados de las escuelas de ingeniería no somos capaces de cotizar correctamente los honorarios profesionales.

Una vez librado el tema de los honorarios es cuando inician los problemas serios, y no se trata de temas financieros o fiscales avanzados, hablamos de puntos tan básicos pero que sencillamente el profesionista recién egresado promedio desconoce. Tendrá que librar la odisea fiscal que durará el resto de su viaje profesional, iniciando con el registro ante el sistema hacendario, expedición de facturas, acreditación de impuestos, pago de impuesto sobre utilidades, retribución al impuesto de sociedades, lidiar con la seguridad social, si, lidiar con la seguridad social en la industria de la construcción es por demás caótico, fondo de vivienda, fondo de pensiones, impuestos sobre nómina y cuanto invento se le ocurra al gobernante de turno.

Además, por supuesto, lo anterior se suma a las necesidades e intereses personales del profesionista, vivienda, transporte, alimentación, ahorro, y un largo etcétera. Todo para que quede perfectamente balanceado cada fin de mes.

Entonces aquí es cuando nos hacemos la pregunta del ¿por qué si estos temas financieros y fiscales son tan importantes en la vida de un profesionista no se incluye en los programas de estudio? Para responder esto, tenemos primero que entender que las políticas educativas de la mayoría de los institutos públicos en los que se instruyen los ingenieros, universidades o tecnológicos, descansan sobre un enfoque o filosofía de varias décadas atrás, de tiempos donde sistema tradicional de empleo reinaba en el mercado, es decir, el sistema obrero patronal tradicional, en donde el empleador era el dueño de los medios de producción y el empleado era contratado bajo un horario, con un espacio de trabajo designado dentro de la empresa, con herramientas o equipos pertenecientes a la empresa, y con un salario definido por tiempo regular.

Hoy en día ese modelo, aunque prevalece dominante aún en Latinoamérica, pierde cada año más terreno. Con el aumento de profesionistas egresados de las instituciones de educación superior, el mercado se llena cada día más de consultores y prestadores de servicios independientes, donde los medios de producción se han convertido en el conocimiento y las habilidades que cada profesionista adquiere, y no están sujetas al modelo tradicional de empleo. Y la prueba de fuego la acabamos de vivir hace poco, durante la cuarentena de la reciente pandemia de covid; el trabajo remoto y la mejor adaptación a las restricciones impuestas, fue precisamente liderado por este sector emergente en nuestra región.

Solo hay que detenerse un poco y pensarlo, cuando un gobierno considera a la gasolina como un producto de lujo, aborrece a la ciencia y sobre sus políticas públicas prevalece la ideología a los hechos y necesidades actuales, queda claro que la educación financiera y fiscal no es prioridad para sus programas educativos.

No es casualidad que el año pasado hayamos disminuido del lugar 37 al lugar 41 en el ranking de los mejores lugares para los startups, y no pensemos en el ranking de registro de startups por año, pareciera como si el recién egresado añorara ser funcionario público.

Ante tal abandono de esta área por parte del sistema educativo público debemos en los Colegios de Profesionistas redoblar esfuerzos, no solo tomar la carga de la actualización profesional de nuestros ingenieros, sino capacitar para motivar el emprendedurismo, y recordarles que al menos en el tema administrativo, “la ayuda no viene en camino, la ayuda eres tú”.

  • Imagen en portada por Landsmann a través de Unsplash.