“Locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferentes”

Uno de los pasajes de la novela de Rita Mae Brown (Muerte súbita, 1983)

Para estas fechas que estamos padeciendo, vienen al escenario junto con nuestras tradiciones, la degustación de una buena taza de ardiente chocolate espeso, como decía mi abuelita, para tomarlo pausadamente mientras se enfría y tratamos de entender el asunto.

Las deficiencias en infraestructura que sumadas a la falta de transparencia en empréstitos y sus correspondientes evaluaciones, merecen de una detallada información por quienes fueran los artífices, aclarando que no es el monto lo que se debe conocer, sino el estado que guarda.

En el ámbito de la administración y gestión pública, existe una tendencia alarmante que se ha tornado recurrente a lo largo del tiempo: las autoridades implementan las mismas estrategias y políticas, a menudo fracasadas, esperando obtener resultados diferentes.

Esta paradoja, enraizada en un ciclo de repetición, se ve agravada por la inclusión de personajes de dudosa integridad, cuyos intereses personales pueden entorpecer el desarrollo de soluciones efectivas.

ANTIPATÍAS.

La primera premisa y consecuentemente base de todo es la aversión al cambio, ya que muy probablemente las autoridades se encuentren atrapadas desde antes en una zona de confort, intereses o asesores que tienden a conservar métodos que les han sido útiles, aunque no necesariamente eficaces. Este fenómeno puede explicarse por al menos cuatro factores:

  1. Inercia Administrativa: Las estructuras burocráticas están tan arraigadas que cualquier intento de innovación o modificación se ven desalentadas por la resistencia interna (modus vivendi).
  2. Miedo al Escándalo: En un entorno donde las decisiones son constantemente escrutadas por los medios de comunicación y la opinión pública, los funcionarios pueden optar por repetir estrategias ya implementadas para evitar riesgos asociados a un fracaso novedoso, convocando a ruedas de prensa y pagar entrevistas para comunicar pura perorata.
  3. Intereses Personales: La inclusión de personajes de dudosa integridad en el liderazgo institucional también contribuye a perpetuar esta dinámica.
  4. Corrupción: Juega el papel central en la perpetuación de estas prácticas, dado que ciertas autoridades rodean sus decisiones con personas carentes de ética, estableciendo un entorno propenso a la manipulación y al abuso de poder.

Por ejemplo, si un funcionario corrupto se beneficia económicamente de un contrato de un servicio público que se renueva año tras año, tal como el bacheo de calles, hay poca motivación para buscar alternativas más efectivas para resolver el problema de raíz.

Esto crea las condiciones para una tormenta perfecta y un ciclo vicioso: la corrupción alimenta la repetición de fracasos, y los fracasos alimentan la corrupción.

CUENTAS CLARAS.

Un elemento que exacerba el fenómeno de la corrupción es la falta de mecanismos robustos de rendición de cuentas.

Cuando las autoridades no se sienten responsables de sus acciones, la probabilidad de que repitan errores aumenta considerablemente.

La percepción de impunidad puede llevar a la creencia de que, dada la ineficacia de ciertas políticas, no habrá repercusiones significativas y este sentido de impunidad, es particularmente atractivo para aquellos de dudosa reputación, quienes pueden continuar operando en la sombra de la legalidad, sin temor a ser expuestos e inclusive, continuar sus carreras políticas.

Resulta inverosímil que solo “presten dinero” y se vayan sin rendir cuentas del estado, avances y pormenores de los préstamos que solicitaron.

Para romper este ciclo de repetición y fracaso, es fundamental implementar reformas que fomenten la transparencia y rendición de cuentas como:

Auditorías Independientes: Someter las decisiones y gastos, a revisiones por despachos autónomos, podría ayudar a identificar fraudes y desvíos de recursos.

Participación Ciudadana: Involucrar a la comunidad en la toma de decisiones no solo incrementa la legitimidad de las políticas, sino que también ofrece una perspectiva fresca que puede resultar crucial para el diseño de estrategias efectivas.

Educación y Capacitación: Comenzar con la promoción de programas de formación ética y profesionalismo en la función pública, puede ayudar a seleccionar líderes íntegros y comprometidos con el bienestar social.

CONCLUSIONES.

La repetición de estrategias fallidas por parte de las autoridades, en combinación con la presencia de personajes de dudosa integridad, representa un desafío crítico para la gobernanza efectiva.

Sin una transformación profunda en los valores y prácticas del sector público, es poco probable que se logren resultados distintos a los obtenidos en el pasado.

Solo mediante una revisión crítica y la implementación de reformas significativas será posible avanzar hacia un manejo más responsable y efectivo de los recursos públicos.

Todos coincidimos que no es de buen gusto pasarla mal y cometer los mismos errores, sin embargo seguimos al parecer aplicando el conocido refrán: “más vale malo conocido que bueno por conocer”.

Nos cuesta mucho probar cosas nuevas, vencer el temor que supone innovar y salir de lo que está bajo nuestro control, tanto, como escuchar a otras voces.

Corolario:

“Atreverse e innovar para resolver patologías en infraestructura, es deber de autoridades responsables”

  • Fotografía en portada de American Heritage Chocolate a través de Unsplash.