“Errar es humano, pero echarle la culpa a los demás es más humano todavía”
Baltasar Gracián
Ordenar las ideas para ponerlas en uná página en blanco y negro, en ocasiones resulta enormemente difícil porque los colores que tiñen la nota, vienen obligadamente matizados por los sentimientos de las diferentes partes y son imposibles de atenuar.
Comienzo expresando mi respeto por el dolor a quienes han sufrido pérdidas irreparables y con deferencia, presento mi opinión de tan infausto suceso, que pudo ser evitado.
El evento tiene que ser analizado de manera prolija por todas las implicaciones, que ni son nuevas pero que han sido permitidas (corrupción) por todos los que se encuentran en las diferentes competencias del asunto.
INFORMACIÓN.
La Ley de Protección Civil claramente indica lo que es conducente, teniendo como base el mantener informada a la sociedad sin exageraciones, por el simple hecho de dar una nota como primicia, sabiendo que el meteoro se encuentra en gestación y muy distante de la zona de probable impacto.
Esto es un asunto muy serio que debe regularse e inclusive sancionarse, pues una cosa es informar y otra preocupar, presumiéndose como pitonisa, ocasionando compras de pánico.
Lo anterior de ninguna manera minimiza potenciales impactos sino por el contrario, debe ser una práctica cotidiana, puntualmente reglamentada para evitar charlatanería y falta de profesionalismo.
Los fenómenos naturales siguen su curso y continúan aumentando sus impactos, provocados por los efectos del cambio climático que vivimos y desdeñamos.
Lo anterior podemos considerarlo como un evento adverso prevenible, ya que puede ser evitado o minimizado con medidas de prevención efectivas, es decir que lo que se puede pronosticar, es prevenible y evitable, siendo la verdadera escencia de la cultura de prevención.
El origen de los eventos adversos es complejo y multifactorial ya que pueden ser causados por factores internos, como la toma de decisiones erróneas o la falta de capacitación, o por factores externos, como el clima.
Al igual y a conveniencia, se utilizan como sinónimos de evento adverso, los téminos accidente o desastre, al que además agregan naturales, cuando en realidad lo que es natural es el fenómeno y no el desastre.
Después de un evento adverso, se deben evaluar y realizar medidas para minimizar el daño y prevenir futuros impactos, pero nunca echar culpas a otros sino asumir las responsabilidades.
Esto debe incluir la revisión de los procedimientos y políticas, la capacitación y formación en seguridad y prevención, y la implementación de medidas de prevención y control, así como la aplicación denuncias y sanciones a quienes resulten responsables por sus omisiones.
Es de norma presentar una evaluación clara y concisa de la situación y una propuesta a partir de los resultados para prevenir futuros eventos adversos.
SENSATEZ.
La congruencia tiene un valor incalculable, y a quien es congruente se le puede confiar sin duda cualquier tarea.
En la vida política y más explícitamente entre los políticos es grave, porque decir que se tendrán mejores condiciones de seguridad, pero no inyectar recursos tiene connotación de mentira.
Enunciar, ideas, proyectos, o acciones, sin que exista una ruta o un sustento escrito para su desarrollo, es una contradicción, porque es como decir al anfitrión que el guiso es exquisito y luego, que le faltó un poco de sal.
Es preocupante tener autoridades, amigos o conocidos que se contradicen, la invitación es a que podamos evitarlos y si fuera necesario, poner oídos sordos a los que hacen uso de esta mala forma de comunicación.
Seamos congruentes y evitemos la contradicción, identifiquemos a los que se contradicen, para no creer en sus mentiras o verdades a medias.
Hay un refrán que dice: “No es lo mismo ser borracho que cantinero” y su relación en el tema de la contradicción se disecciona así:
El borracho. Una realidad innegable en el ambiente político de ayer, hoy y siempre, permite desde la oposición señalar, criticar, frenar, objetar muchas veces sin razón y escasos argumentos, proyectos, programas, decisiones y acciones que desde una óptica resultan positivos, además de la posibilidad de cuestionar y oponerse a innumerables temas con acierto o sin él.
El cantinero. Esta otra parte, asume como necesidad tolerar, buscar coincidir y construir, abrir espacios dejando siempre accesible la posibilidad del diálogo, del acuerdo para que las cosas funcionen y no se impongan, se respalden los puntos de convergencia, dejando la barra en paz.
Esto, es tener congruencia y claridad, pero sobre todo, saber identificar y jugar el rol del borracho y el cantinero.
Corolario:
“Asumir responsabilidades y cumplir las leyes, son actos de solidaridad y protección colectivos”
- Fotografía en portada por Aneta Hartmannova a través de Unsplash.