Importancia de la Preservación del Patrimonio Edificado.
“El patrimonio cultural pasa por un proceso continuo de evolución”
(Heritage & Society, p.145)
En las últimas décadas, el interés por la conservación del patrimonio ha crecido considerablemente al haber ido tomando conciencia la misma sociedad de la importancia por mantener esta suerte de memoria para constancia del origen que tienen y reapropiarse de lo propio, valga la redundancia.
Este creciente interés se refleja en el conjunto de leyes que buscan proteger y mantener estos icónicos sitios, compuestos de bienes de valor incalculable, mismos que todos tenemos la obligación de cuidar y cumplir con toda la normativa aplicable al igual de exigir que las autoridades responsables, cumplan con sus obligaciones para hacerlo pertinente.
La identificación del patrimonio a menudo implica algunas suposiciones sobre las comunidades, por lo que deben ser convenientemente investigadas por los métodos que los especialistas determinen a fin de que las actuaciones sean apegadas a la historia del sitio, sin pretender regresar a su estado original, sino proteger y mantenerlas para el futuro.
Transformación.
La evolución del Patrimonio es reflejo de tradiciones, de poder y resistencia de las sociedades a lo largo de su historia, al igual de los intereses y discursos para modificarlos y dejar una especie de testigo o sello de autoridades que quieren atribuirse dones de próceres o iluminados para llevarlas a cabo.
Lo último solamente ocurre debido a complicidades, zalamería o silencio cómplice de quienes deben vigilar el cumplimiento de las leyes, sin dejar de incluir a organizaciones de la sociedad civil que con su comportamiento pusilánime, se convierten en secuaces.
Las comunidades a menudo tienen intereses conflictivos a la hora de proteger, apropiarse o incluso destruir su patrimonio cultural, por lo cual resulta medular investigar los valores y discursos a lo largo del tiempo antes de proceder a las intervenciones, pues su conservación nos permite tener acceso al pasado, para disfrutar de un gran acervo cultural que nos pertenece como sociedad, como un derecho humano y como legado de nuestros ancestros.
El Patrimonio construido es la expresión fundamental de la identidad de una comunidad, de sus relaciones con el sitio y al mismo tiempo, la expresión de la diversidad cultural ante el mundo.
Tradicionalmente, han merecido tal distinción aquellos edificios y conjuntos arquitectónicos que por sus valores históricos, culturales y emblemáticos son significativos para la sociedad que les otorga el carácter de patrimonio.
Para UNESCO, el “patrimonio es el legado que heredamos del pasado, con el que vivimos hoy en día, y que transmitiremos a las generaciones futuras, proporcionando un sentido de identidad y continuidad, además que que su salvaguardia promueve, sostiene y desarrolla la diversidad cultural y la creatividad humana”
El patrimonio cultural no se limita a piedras frías o museos, también incluye elementos cotidianos como iglesias, dialectos, fotos y tradiciones orales, abarcando todo lo que el esfuerzo humano ha dejado a lo largo de la historia.
Atrocidades.
Es fundamental registrar y preservar signos y significados de una región para las generaciones futuras, pues la destrucción del patrimonio por motivos políticos es condenada en las sociedades modernas, como actos de brutalidad cultural.
Al preservar y valorar nuestro patrimonio cultural, promovemos y aseguramos que las generaciones futuras puedan apreciar y aprender de la riqueza de nuestra historia compartida.
Por lo anterior resulta inadmisible el asedio que la Plaza Grande de Mérida está sufriendo para destruir algo que, si bien necesita mantenimiento, jamás debió ser atacada con tal impunidad, incorporando elementos disruptivos y ajenos a la temporalidad del sitio y su contexto.
Es atroz continuar adivinando en que consiste el proyecto a través de la aparición “casual” de elementos que no corresponden al sitio y sus características, para tratar de sorprender y ver las reacciones, las cuales al no existir o ser sometidas por medio de cañonazos, les permite allanar su pírrico avance.
La falta del conocimiento por parte de la sociedad y la desinformación sobre el proyecto ejecutivo, sus alcances y especificaciones y, sobre todo, los estudios previos que garanticen la conservación del patrimonio de acuerdo al contexto urbanístico de la zona y sus alrededores deben ser puestos a disposición y vista de la sociedad de manera pronta y expedita.
Hasta hace pocos meses andaban presumiendo la inclusión como “Pueblos Mágicos” de algunas localidades, que para lograrlo, debieron cumplir serios requisitos, mismos que hoy, en nuestra Plaza Grande, se están pasando de largo y sin recato, como lo pueden ser el tipo de señaletica y la inserción de nuevos modelos de bancas que no corresponden a la tipología del mobiliario de los parques, así como los pavimentos de materiales ajenos a la localidad.
Ningún ciudadano puede intervenir sus propiedades si se encuentran en las zonas de patrimonio como el Centro Histórico hasta no contar con el permiso por parte del INAH, por lo que resulta sospechoso que esta obra transite sin contratiempos.
Como ciudadanos y como sociedad tenemos la responsabilidad de manifestar nuestra inconformidad a fin de que se resuelvan o restituyan los elementos que deben ser, no sin dejar de exigir sanciones a quienes actúan impunemente.
Corolario.
“Pertenecer a una sociedad orgullosa de sus raices, obliga a defenderlas y cuidarlas”
- Fotografía en portada tomada de las redes sociales de Lic. Erica Millet Corona