“Cada nuevo comienzo viene del final de algún otro comienzo”

Lucio Anneo Seneca

Tal cual lo dejó sentado Seneca desde el Siglo IV a.C. debemos entender que la vida es un constante comienzo, que ofrece nuevas oportunidades plenas de entusiasmo y ansiedad, creando ilusiones y expectativas contemporáneas con mejores experiencias.

Nuestras vidas tienen estaciones y ciclos, cuyas etapas en ocasiones se cumplen, sin dejar de estar exentas de sufrir desencantos pues al tomar conciencia de lo que esperábamos, descubrimos que lo presumido como la quintaesencia, ha resultado pura y llana charlatanería, acabando siendo un fiasco al haber sido timados.

Para el caso de la Infraestructura en general, podrían inclusive ser semejantes a un Cenotafio o tumba vacía, por lo que vale la analogía al resultar suspendidas muchas de ellas por diferentes motivos, los cuales someramente refiero.

ESPEJISMOS.

En la inmediatez de alternancia en el gobierno, los objetivos de crecimiento y bienestar deben prevalecer sin cortapisas, estableciendo que lo único que pudiere modificarse, serían el procedimiento y manera de hacerlos más ágiles, lo que al final es el verdadero punto de mira.

Destacados intelectuales, gurús o “proffesors” de la política de antaño, sentaron las bases para que la nueva camada de los presentes autodenominados “asesores políticos” continúen recomendando hilar de manera sagaz ciertos discursos que generen ruido mediático, construyendo enemigos para distraer o consolidar posiciones.

De manera institucional, las responsabilidades de todos los nuevos gobiernos son recibir de manera pulcra y ordenada, documental y físicamente cada una de todas las obras, en el entendido de que algunas podrían estar concluidas y otras en proceso, sin embargo, lo anterior de ninguna manera significa que se aprueben por el solo hecho de la entrega-recepción.

La misma normatividad establece las formas para realizar las diligencias de manera transparente, los plazos y marcos legales aplicables luego de la entrega, con el fin de verificar de manera prolija lo recibido, determinar lo ausente y proceder en consecuencia, dando parte por lo extraviado, mal hecho, adulterado, incumplido, falseado o inexistente.

OBRAS INCONCLUSAS.

Los cambios de gobierno casi siempre presuponen un choque de trenes con impactos casi traumáticos, que se incrementan aún más si son de partidos e ideas diferentes, por lo que hoy tenemos la oportunidad de aplicarnos para hallar la fórmula y realizar un buen empalme, evitando soslayar lo iniciado, si y solo si, sea demostrada su utilidad y costo, eludiendo poner en riesgo los dineros públicos o causar mayores daños a los ciudadanos, hayan o no votado por el ganador.

La premisa principal que los nuevos gobiernos deben aplicar es la de aprovechar lo que ha funcionado, siendo de que ellos no son, ni serán los primeros, ni los que nos traerán “la creación” al mundo, sino que solo representan un simple eslabón en la historia de nuestra sociedad.

Luego de cada ciclo electoral, los ciudadanos nos vemos sorprendidos con la suspensión de obras millonarias que los gobiernos salientes dejan empezadas, como otras que son víctimas de decisiones al aplicarse el simple criterio de no formar parte del nuevo programa de gobierno.

Otras poderosas razones son el hecho de estar cubiertas en polémica o manchadas de corrupción o debido a su mala o nula capacidad de gestión ante la sociedad, quedando suspendidas indefinidamente, convirtiéndose en pesados elefantes blancos, cuyos autores impunemente salen sin castigo.

Para que las obras públicas cumplan sus objetivos, deben terminarse y no dejarlas empezadas ni creando espejismos sobre ellas o sus autores, así como de su falta de recursos para su financiamiento o lo que es peor, porque se demuestra que fueron realizadas a capricho de un servidor que se benefició o favoreció a alguien en especial.

Debemos dejar claro y crear conciencia que lo importante de las obras no es cortar la cinta o poner la placa de inauguración, ya que aún siendo un acto para enaltecer el ego del gobernante en turno para que pueda dejar constancia, lo fundamental es que se haga y más aún, que se haga bien.

Así que, entre el egoísmo, los celos, la soberbia o los intereses para servir a los cuates o por haberse quedado sin presupuesto, le facilitan al nuevo gobernante no sentirse obligado a concluirlas.

Todo dirigente que se precie debe asumir los riesgos y responsabilidades de tomar la punta del hilo para desenredar la madeja, los cuales son inherentes a su cargo, por lo tanto, debe identificar cómo desbaratar los nudos, exhibir y denunciar todo a lo que haya lugar.

 Corolario.

“Comenzar de nuevo sobre bases firmes y sensatez, única opción para desarrollarse”