¡Vaya que son las cosas hoy en día! pues nos encontramos en un intervalo del tiempo destinado a las campañas electorales y continuamos sorprendiéndonos con toda clase de ofertas que cada uno de los diferentes candidatos andan promocionando aquí y acullá.

Ocurre lo que coloquialmente se dice “de sorpresa en sorpresa” por lo que debemos hacer una pausa reflexiva, con el fin de apaciguar estas emociones y analizar serenamente algunas de ellas.

Conviene hacer a un lado todo el ruido y colorido con el que todas estas ofertas vienen acompañadas, pues lo que se necesita es conocer su viabilidad y no solo lo novedoso que se presume y la forma tan seductiva que se emplea en su promoción.

La premisa de que los números son la mejor herramienta para apoyarnos a evaluar y cuantificar a la hora de decantarse hacia alguna posición, cobra sentido con el axioma siguiente: los números no mienten, se miente con los números.

Escenario.

La primera consideración desde la que tenemos que partir, es que nuestra democracia se encuentra en vías de desarrollo, sin embargo, presenta avances en su senda.

Si bien es cierto que nada es absoluto sino perfectible, lo mismo ocurre con ella y lo que antes no sucedía, hoy nos salta a escena y debemos ser capaces de asimilar y adaptarnos para evolucionar a mejores panoramas como sociedad.

En estos momentos encontramos de todo, desde lo que se puede y debe, hasta las restricciones que existen por violencia, género, cuantía de financiamiento, etc., todo ello en el ánimo de dar transparencia, certeza y certidumbre a nuestros procesos democráticos.

Actualmente la llamada “democracia moderna” se entiende como un sistema que promueve, permite y facilita el respeto irrestricto a los derechos y libertades de todos, dicho de manera sucinta, un verdadero gobierno que aplique la gobernanza.

Debemos destacar que vamos insertando de mejor forma y manera el ejercicio del debate público como una alternativa de contraste al poner frente a frente a quienes andan en la contienda.

Desde luego aceptamos que nos falta ir perfeccionando el método que nos permita observar eventos en los que los cuestionamientos eleven el nivel de discusión y no se caiga en la diatriba falaz solamente para afectar.

El debate público tiene que entenderse como una contienda de ideas y proyectos, que tienen que ser discutidos contrastando con la realidad, a fin de obtener lo mejor para la sociedad.

Precisamente por ello deberá trabajarse en el corto plazo para continuar avanzando y levantando el nivel de discusión y de perspectivas de un gobierno que aspire a ser cada vez más cercano y pertinente a la sociedad.

Ofertas y quimeras.

Ante lo ligero de la gran mayoría de las “propuestas” que casi todos andan promoviendo, más parecería tratarse de campañas de productos de consumo alimenticio, electrodomésticos o inmobiliarios, pues obedecen a generar intensiones de consumo, excluyéndose las realidades y argumentos sólidos en caso de resultar vencedores en el proceso electoral.

Eso es lo que las convierte en verdaderas quimeras, entendiéndose esto como una fantasía, ilusión o alucinación, por ello insistimos en que el punto focal de todas las ofertas, tiene que venir intrínsecamente justificado con la planificación, método, modelo, presupuesto y calendario para lograr el objetivo de las “propuestas”

Caso contrario y mientras lo anterior no ocurra, ni mucho menos se disponga de los sitios en los cuales consultar, estaríamos dejándonos llevar solamente por lo novedoso que pudieran resultar las propuestas, convirtiéndolas en puro jarabe de pico.

Triunfadores y realidades

Por último y no menos importante resulta que ahora no solamente estamos dispuestos a conocer el resultado final del escrutinio por parte de la autoridad, sino que se ha insertado una especie de carnaval de celebraciones luego de los debates públicos.

Esta nueva “efeméride” que ocurre durante las campañas, permite a unos y otros alardear anticipadamente, pues “el chiste” como decimos, no es quién tiene ofertas más novedosas, ruidosas y fantasiosas, sino que nos hicieran el favor de informar cuánto costarían y de dónde se obtendrían los recursos para hacerlas realidad, pues ofrecer no empobrece.

De lo que debemos estar ciertos es que para poder analizar de manera diáfana, ágil y sencilla cualquier oferta, solamente necesitamos que nos pongan a disposición la fórmula de obtención de los recursos para sus proyectos.

Lo anterior resulta o puede resultar algo sencillo, ya que, si pueden elaborar ofertas fantasiosas, seguramente deben tener números duros para desmitificarlas y dejar de ofrecer productos novedosos, como aquellos “espejitos” de la historia, pues de lo que se trata y está en juego, es algo serio y para beneficio de todos.

 Corolario.

“Justificar forma y financiación de los proyectos, los hace realizables”

  • Fotografía en portada de Roya Ann Miller a través de Unsplash.