Prisas y falta de planeación
Es verdaderamente sorprendente que en pleno Siglo XXI aún sigan existiendo quienes crean que con el solo hecho de recurrir a costosas campañas mediáticas, lograrán evadir la planificación integral que merecen las obras de infraestructura.
De esta manera, resulta inverosímil que el medio para convencer continue siendo el uso y abuso de una gran bolsa de recursos económicos con los que se pretenda sorprender a la sociedad, con la retórica de la urgencia de obras que literalmente se sacan de la chistera, utilizando esta última palabra como una acepción derivada de chiste.
Dentro de toda la narrativa que utilizan para tratar de envolver y seducir a la sociedad, hoy podemos encontrar que, junto con el dispendio de recursos, se recurre a los términos:
- Es sustentable,
- Es imperativo,
- Para no detener el avance,
- Es urgente,
- Se corre el riesgo,
- Para mantener el crecimiento,
- Y un sinnúmero de etc.,
Para cualquiera de todos los anteriores y los que Ustedes gusten, quieran y manden sumar, les es igualmente válido aplicar un único común denominador que resulta ser: SIN DEMOSTRAR.
Herramienta.
Cualquier localidad que se presuma moderna y sustentable, pero que además pretenda insertarse verdaderamente en el contexto de lo que son las Ciudades Inteligentes (como hemos explicado en anteriores colaboraciones) la tarea de Planificación es indeclinable.
En particular para ser eficientes, pero sobre todo congruentes en esta tarea, se deben aplicar los resultados obtenidos dentro del plan de Planificación Urbana que debió ser realizado previamente en concierto entre la sociedad y las autoridades, para evitar estas ocurrencias que están sucediendo.
Empero, lo que continúa abonando a la teoría del “sospechosismo” es la prisa por llevarlas a cabo cuando los términos legales de la gestión de la autoridad están en su cuenta regresiva.
Lo anterior continúa abundando a la problemática que exhibe la falta de estudios mínimos requeridos antes de llevarlas a cabo, pues afectan a usuarios que no tienen ningún plan alternativo de mitigación de los impactos durante la construcción.
Ante las prisas por falta de proyecto ejecutivo, permisos, estudios de pre-inversión y de soporte, prácticamente se está recurriendo a ejercicios de contención de daños y haciendo parches que afectan a la sociedad.
Al sinfín de cuestionamientos sin respuesta, solamente les aplican censura y silencio quienes están obligados a presentarlos a la sociedad.
El avasallamiento a solicitudes de transparencia en los cuestionamientos sobre alcances de los proyectos, costos, existencia pertinente en el plan de desarrollo, procesos de licitación y, sobre todo, plazos de entrega y puesta en funcionamiento, conforman la columna vertebral de los temas que exigen ser resueltos
Estratagema.
El truco de dar créditos a los afectados durante la intervención por los trabajos, ni es la panacea ni cura las afectaciones a quienes directamente ocupan esas zonas, pues a más de lo económico, falta considerar el impacto por el distanciamiento de los clientes tradicionales y habituales.
La lista de sorpresas podría continuar creciendo, ya que, a pesar de lo anterior, existen quienes se atreven a recurrir al viejo truco que tiene el poder de los míticos cañonazos de $50,000 pesos oro, del Gral. Alvaro Obregón para persuadir liderazgos y conciencias.
Se ha demostrado con hechos que, a falta de planeación y prisas, toda obra seguramente obedece a la ocurrencia, el antojo o los “bisnes”
Pauta.
Podríamos destacar que un ejemplo de honestidad y vergüenza en el ejercicio del cargo es dejar establecidas legal y públicamente las prioridades y obras que la sociedad requiere para continuar creciendo y avanzando, tal como lo practican algunos países que anteponen el beneficio colectivo a las ocurrencias de quienes pretenden ser novedosos o populares.
Un verdadero ejemplo que sería contundente como prueba de institucionalidad y transparencia, podría aderezarse con la ubicación de las fuentes de los recursos.
De esa manera, estaríamos en el camino a consolidar un crecimiento con rumbo, independientemente de quienes sean los vencedores en las contiendas electorales, ya que la sociedad exige y se merece dejar de inventarse cada tres o seis años.
Corolario:
“Planificación urbana, antídoto de ocurrencias y prisas”
- Fotografía en portada por Olga Serjantu a través de Unsplash.