Entre la esencia y la euforia,

Las obras demediadas

Actualmente nos encontramos en un escenario en donde la esencia de las obras de infraestructura, se encuentra obnubilada y consecuentemente afectada por la euforia que despierta la promoción mediática avasallante en todos y por todos los medios de comunicación, que las presentan como la quintaesencia del desarrollo.

No obstante, a pesar de falta de transparencia e información, se logran distinguir las carencias y medias verdades que existen en ellas, por ello, es menester recordar el significado y alcances entre estas dos palabras para comprender todo que estamos viendo y estaremos padeciendo en el futuro más cercano.

ESENCIA.

Sin pretensiones filosóficas, podemos definir como esencia a aquello que constituye la naturaleza de una cosa, con aquellas características o propiedades que le son permanentes e invariables. Igualmente, también se conoce como esencia aquello que es importante, característico o fundamental en una cosa. Por ejemplo, para nuestro asunto podemos considerar que: “La esencia de la ciencia, es la curiosidad que tenemos por conocer lo que nos promueven como mágico”

Resumiendo, la esencia es lo que constituye la naturaleza de las cosas, lo que le es invariable y permanente.

EUFORIA.

La euforia es la exacerbación del estado de ánimo como consecuencia de una alegría, emoción o también por el consumo de algún tipo de droga o el uso de medicamentos.

La euforia es la sensación de bienestar o alegría que se manifiesta al mundo exterior, en ese sentido, la euforia se produce por el recibimiento de cualquier buena noticia, como las que se nos anuncian.

Establecidas sencillamente ambas definiciones de manera somera, podemos reconocer que cualquier obra de infraestructura que se pretenda, invariablemente su esencia es única y debe estar completa, es decir, debe ser una amalgama de todo lo necesario para su debido funcionamiento y en todo momento, sin olvidar que el concepto de sustentabilidad, agrega un componente catalizador que lo hace pertinente en nuestro tiempo a fin de estar encuadrados en los postulados de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas.

A pesar de conocer que la esencia de las cosas, la identifica como una unidad o un todo, existe una lamentable condición que está saliendo a flotación en muchas de las obras que se presumen, la cual se conoce como demediar.

DEMEDIAR, es estar dividida en dos partes, en una podemos encontrar todo lo que se presume, ensalsa y se le atribuyen cualidades cuasi mágicas, mientras que la otra, la obscura, es en donde se encuentran los elementos que no fueron considerados, ni analizados y mucho menos resueltos.

Lo anterior nos lleva a estar ante un complicado galimatías, pues se presenta con mucha astucia para simular avance y modernidad, es decir un fino ardid, ya que esta cara nos alardea bondades y cualquier suerte de cualidades, y la otra, la que con pericia, técnica y método se esconde, resulta ser la que incluye todo lo que falta para que en verdad se obtenga la esencia de las obras y que, sin embargo, no quieren que se conozca.

Como sociedad debemos y tenemos el derecho a exigir que cada obra sea realizada con rigor técnico para obtener el beneficio colectivo al que todos aspiramos.

Recordemos que la gobernanza, el modelo de gobierno abierto y la transparencia del ejercicio de recursos que tanto se presumen, tienen que ser reales y no solo discurso.

Como ciudadanos tenemos la obligación y el derecho de exigir su cumplimiento.

Corolario:

Enfocarse en lograr obras con esencia es nuestra obligación

  • Fotografía en portada de Timelab a través de Unsplash.