Del trapecio a las calles

Uno de los más esperados actos por los que se aguarda durante las funciones del circo, son los que se desarrollan desde lo más alto de la carpa en las que se ubica el comúnmente llamado trapecio.

Estos acróbatas aéreos quienes realizan la suerte, literalmente dejan con la boca abierta por lo arriesgado y temerario de sus rutinas a todos, y aún más, cuando se atreven a mayores peripecias con la osadía de realizarlos sin red de protección y desafiar al límite, su existencia terrenal.

Partiendo desde la base que, para lograr el perfeccionamiento de sus acrobacias, requieren una acuciosa y disciplinada rutina de práctica diaria para crear un hábito, inclusive haciéndola parecer fácil, pero sin duda porque en ello les va la vida por su vida misma.

Edad sustentable.

Ante la realidad que tenemos enfrente, en la cual la mayoría de las ciudades de rápido crecimiento son representadas por aquellas que fueron fundadas por conquistadores y en la que sus estrechas y caóticas calles iban a ser, luego de 500 años, utilizadas por vehículos diferentes a los caballos y carretas de aquellos tiempos, no podemos siquiera cuestionar su falta de imaginación, ni endosarles pago de derechos a manera de antigua alcabala (tributo mercantil) pues aunque sea increíble, hoy se continúa repitiendo su modelo ortogonal de ciudad con sus mismas dimensiones, lo que ocasiona dificultades que son el reto a vencer.

Hoy, ante la modernización de la movilidad, diferentes soluciones de transporte se están poniendo de moda, argumentándose en todos los casos que son por la sustentabilidad e interacción respetuosa con el medio ambiente, lo que está provocando que nos encontremos con mayor frecuencia en calles y banquetas, desde los elementales patines atravesando por patinetas, patines del diablo, scooters, bicicletas, bikesharing, motos y todos los vehículos que están comenzando a inundar la vía pública en todos los sentidos.

Por lo anterior, debemos hacer una pausa obligada para determinar, cómo aprovechar adecuada y respetuosamente la utilización del espacio público, sobre todo en ciudades de rápido crecimiento, para evitar lo que algunos consideran una verdadera invasión o situación de caos, ante la falta de cultura y aplicación de autoridad para regular la convivencia en el espacio público.

Aprovechar las facilidades y ahorros que cualquier medio de transporte puede ofrecer, tiene que ser de manera integral, aclarando que seguridad, condiciones e infraestructura para que funcione correcta y armoniosamente deben estar integralmente bien gestionadas, enfatizando que es insoslayable lo correspondiente a educación vial y, sobre todo, la aplicación de la ley y autoridad, para garantizar el cumplimiento de las reglas de movilidad que todos respetuosamente debemos cumplir.

Es imperativo actualizar y complementar los reglamentos existentes para evitar los impactos tanto en la circulación, carriles, velocidades y distancias entre vehículos, pues independientemente de la preferencia en tiempo y derecho que le corresponde al peatón, nadie debe invadir y menos desafiar atravesarse entre vehículos, pues cada uno ocupa un espacio reglamentario en donde los de menores dimensiones y consecuentemente menor seguridad, no fueron hechos para evitar o deslizarse entre vehículos para reducir tiempos, sino que se consideran un vehículo mismo, con obligaciones y derechos.

Dos pistas.

Retomando el escenario circense, bien podemos suponer que, a mayor categoría y nivel del circo, los hay quienes presumen tener dos pistas durante la función, tal como lo anuncia el maestro de ceremonias, análogamente podemos representarlo en las ciudades de rápido crecimiento que, con el ánimo de insertarse en el primer mundo, viven dos realidades o dos pistas.

La principal es en dónde se presentan los actos importantes y en la secundaria los complementarios, los de adorno o distractores para conectar los subsiguientes actos que se presentarán en la principal.

Así las cosas, debemos hacer una disección ante esta similitud, ya que en las ciudades, esa primera pista o escenario, se encuentra representada por la realidad, en donde existe un alto riesgo potencial para peatones y conductores, quienes se ven amenazados por los temerarios pilotos (trapecistas) de los diferentes medios de transporte, lo que obliga aplicarse con prontitud para acotar e imponer una cultura de seguridad vial, es decir, lo que ocurre en este sitio, es lo más importante de todo y sucede en tiempo real.

En la segunda pista, podemos situar lo que sería ideal, el llamado metaverso (lo que viene después) es decir, un escenario en donde se ubique al peatón como actor principal y que tomándolo como eje, todo gire adecuadamente alrededor de él, es decir, que banquetas con calidad y dimensiones adecuadas, cruces peatonales, señalética, semaforización, arborización suficiente, espacios adecuados para solaz, transporte eficiente, pero sobre todo, un verdadero modelo de desarrollo urbano, bien organizado en el cual el ordenamiento y uso del suelo sea en pro de los ciudadanos y refleje beneficios tangibles a corto plazo, tanto en plusvalía de los predios como en el nivel socioeconómico.

Paradojas.

Las modificaciones que estaremos viviendo en el corto plazo resultarían una paradoja de modernización, pues trae consigo impactos directos sobre las costumbres, con el justificativo de que de esa manera estamos mejorando, lo cual crea una verdadera contradicción entre muchos de todos nosotros.

Es válido preguntarse si lo que se propone en verdad abona a nuestros propios conceptos y valores o crea incomodidades y sinsabores a lo que antes fue para nuestro beneficio.

Es indiscutible que la evolución y migración que se están presentando de manera dinámica en algunas ciudades que se pueden clasificar como “ciudades mundiales” obligan a que ellas estén bien diseñadas, construidas con un propósito, en donde la planificación urbana a largo plazo es un infranqueable primer paso.

Para ponerse en el contexto de una ciudad del futuro, no se trata de acudir a la ciencia ficción, ni autos voladores ni mucho menos tele transportación, sino a innovaciones que utilicen el conocimiento y tecnología adecuadamente gestionadas, para mantener calidad de vida, valores y costumbres que dan identidad y certeza a los ciudadanos utilizando los mejores elementos para la sustentabilidad de las zonas urbanas.

La oportunidad de comenzar ordenando a través de técnicas de planificación urbana que integren la movilidad y sus nuevos medios de transporte, es un paradigma para los especialistas con la participación de la sociedad.

Resultan válidos todos los cuestionamientos ante la dubitación que pueda generarse por las jactanciosas obras de infraestructura de futuro que se vociferan, pues lo que alcanzamos a distinguir en escena, representan verdades de a kilo a falta de proyectos ejecutivos debidamente analizados bajo las premisas del desarrollo sustentable.

La vía pública se está convirtiendo en un espacio en el que cada quien hace lo que quiere, desde convertirla para utilizar cualquier espacio de seguridad o preventivo, en un nuevo carril o bien, un sitio de espera en estacionamiento de vehículos, o pista de carreras. Así de fácil se las gastan.

Cualquier cuestionamiento referente a lo tanto que nos pueden ser útiles los antojos u ocurrencias, matizados como proyectos que, sin la debida planificación urbana, no solo se pretenden sino se instalan con, sin o a pesar de su inconsistencia, tienen que ser puestos en la pista.

Podríamos atrevernos a suponer que los fines que se persiguen, pudieran ser de cualquier otra naturaleza, desde los que tienen fines circenses, comerciales, políticos, electorales o del oprobioso culto a la personalidad, pues no se respetan los ordenamientos y mucho menos a los que utilizamos y circulamos por la vía pública, quedando cautivos en ella y expuestos a los trapecistas viales.

Corolario.

“La movilidad es una condición ciudadana, que merece soluciones sustentables verdaderas”

  • Fotogrfía en portada por Robinson Greig a través de Unsplash.