Indicadores caducos.

Al acercarse el fin del presente año, como debe ser una costumbre, se impone realizar una evaluación de forma verdadera y asertiva de manera real, siendo objetiva y no justificativa, con números duros para que sea válida y podamos establecer el cumplimento u obtención de metas previamente establecidas, además de que los considerandos para lograrlas, cumplieron apropiada y congruentemente con el propósito, pero, sobre todo, abonando al mejoramiento propio y el de la colectividad.

Los análisis personales deben ser al interior de cada cual, sin embargo, es preciso revisar lo correspondiente a lo que se ha venido celebrando como “grandes logros y avances” para la colectividad. Por ello, requeriremos establecer de una manera sencilla las bases para su análisis, comprensión y evaluación, para lograr contrastar todos estos, con respecto a los parámetros del Desarrollo Sostenible universalmente aceptados y sobremanera presumidos.

Antiguo Modelo de Desarrollo

A partir de 1985, se incorpora un elemento más en la ecuación para medir el crecimiento económico de las naciones, ya que el modelo anteriormente establecido, estaba basado en indicadores puramente económicos, es decir, empleos, inversiones económicas, exportaciones, PIB, etc., entre otros, sin considerar el impacto que este antiguo modelo de desarrollo implicaba, pues era despreciable su “costo medioambiental” con tal de presumir números duros en el “crecimiento” y todo lo que se interpusiera en su cauce, era descalificado.

La incorporación de la variable conocida como “Sustentabilidad” en la ecuación del nuevo método analítico para medir el desarrollo que ahora tanto se presume, vino a ser un componente revulsivo, pues actúa como un catalizador, que atrae a todos los indicadores anteriores y que al integrase, les da una nueva característica, en el que la conciencia por preservar los recursos disponibles, aprovechando al máximo los existentes, minimizando sus impactos y consumos, resulta el factor principal.

La razón de lo anterior, es para ajustar los números alegres que se presumen, pues demoscópicamente no evalúa la planificación urbana sino solamente la popularidad, apartándose de lo fundamental del nuevo modelo de desarrollo.

He aquí la importancia de la Sustentabilidad, pues aplica un coeficiente de seguridad que impacta decisivamente cualquier inversión, incidiendo contundentemente en cualquiera de éstas y más aún en las de infraestructura que tanto se publicitan, al tener que integrar todos los criterios y protocolos para cumplir y ser considerada como sustentable ambiental, económica, política y socialmente.

Como inferimos, no solamente es dejarse llevar por la publicidad y narrativa, en la que con tanto ahínco e insistencia se invierten enormes recursos económicos en campañas de lucimiento, en lugar de utilizarse en completar y dar transparencia a todos los proyectos para que sean considerados verdaderamente ejecutivos.

Socializar

Aceptando, sin conceder, que la autoridad tiene la atribución y obligación legal de proponer y establecer por medio de políticas públicas filtradas a través de los instrumentos normativos aplicables, todas las inversiones en infraestructura que considere llevar a cabo de acuerdo a su plan de desarrollo igual y previamente establecido, también tenemos que recordar, que al vivir en un régimen democrático y poder hacer uso de la tantas veces presumida “Gobernanza” y el sistema de “Gobierno Abierto”, todos los ciudadanos, tenemos el legítimo derecho de solicitar información, opinar asertivamente, manifestar nuestros puntos de vista y participar en todos los proyectos del crecimiento ordenado que todos nos merecemos, así también la autoridad está obligada por ley, a escuchar, aceptar, dar transparencia y poner a disposición de todos, tanto ciudadanos como técnicos y peritos en la materia, de manera llana y ágil todo lo anterior.

Trivialidades

Lo que nos mueve y llama la atención al hacer estas evaluaciones de fin de año, es que encontramos vacíos importantes en todos los proyectos que se han venido publicitando a lo largo del presente año, pues colectivamente, no poseemos información suficiente para poder aceptar que todos ellos cuentan con sus Proyectos Ejecutivos, entendiendo estos, como el conjunto de todos los estudios y evaluaciones previas y de ejecución, que son menester a la hora de proyectar y realizar cualquier obra, sin olvidar que dentro de ello, deben existir las razones y estudios suficientes, en las que la opinión de la sociedad, para quienes supuestamente estarán dirigidas las inversiones, justifique y acepte, que en verdad dichas inversiones, serán en su beneficio particular y para el mejoramiento urbano en lo general.

En la medida que la ciudadanía logre comprender que, al ser llamada a participar para que sus puntos de vista y consideraciones sean integrados de manera libre, no ponderada, ni mucho menos interpretada de manera “cargada” según los promotores, con el fin de decantarse para donde sus pretensiones e intereses particulares les convenga a ellos (valga la redundancia) será determinante para la toma de decisiones.

El resultado de toda acción correspondiente a una debida, oportuna y eficaz gestión, será una reacción por parte de toda la ciudadanía, para apoyarla y adoptarla como propia, ya que, al ser convencida oportuna y fehacientemente, en esa misma medida se apropiará de ella, pues cumplirá y, sobre todo, respetará su entorno, ayudará a su beneficio y no solo de quien la promueve con discursos, pero sin su aval.

Resulta pues, un gesto a más de un acto de buen gobierno, comenzar informando pormenorizadamente de los alcances de todos los proyectos, los beneficios contrastados que se tendrán al realizarse las obras, con indicadores comparativos del antes y el después, así como la mitigación de los impactos que se lograrán, si la ciudadanía la aprueba, y no solo de quienes teorizan que algo será de beneficio, sin decir para quienes. Así de sencillo.

Corolario:

“Transparentar previamente los indicadores de las inversiones, contrastando el antes y el después, es una obligación de la autoridad”

Fotografía en portada de Suhash Villuri a través de Unsplash.