Mucho ha pasado desde aquel 1886, año en la que se desencadenaron una serie de acontecimientos que derivarían en la consecución de las conquistas laborales y los derechos de los trabajadores que hoy día nos rigen y disfrutamos.

Desde aquellos umbrales del siglo XIX es común que cada 1 de mayo de cada año las distintas organizaciones y agrupaciones gremiales, sindicales, asociativas y colectivos de trabajadores, conmemoren con gran fuerza y entusiasmo el Día Internacional del Trabajador o del Trabajo,  la fiesta del trabajo.

 Pero este año 2020 es diferente, singular, atípico, este año como en antaño, los trabajadores enfrentamos a un enemigo poderoso y formidable, aunque diminuto e invisible a simple vista. Un enemigo implacable que ha paralizado la maquinaria obrera y trabajadora casi en su totalidad. Es tan formidable que ni siquiera la anterior pandemia de influenza H1N1 del año 2009 se le compara en términos de afectación laboral y movilidad.

Es el  Covid-19, quien ha provocado que por primera vez en décadas que no sea posible realizar en todo el mundo las tradicionales marchas multitudinarias en las capitales del mundo, marchas cuyo objetivo primordial ha sido y será reivindicar los derechos laborales y enunciar los principales reclamos de los colectivos de trabajadores que son bien visto el asunto, el principal motor de un país.

Ciertamente ya no se trata de aquellas duras y difíciles condiciones imperantes en todo el siglo XIX, que si bien fue una de las épocas donde el progreso industrial y económico se disparó, también se dispararon abusos de los patronos hacia los trabajadores, en las cuales los hacían laborar jornadas con turnos de dieciséis o catorce horas bajo condiciones terribles.

Hoy día gracias a la lucha y el esfuerzo de aquellos valientes tenemos una jornada de ocho horas en la gran mayoría de los países civilizados y desarrollados y leyes que protegen al trabajador.

 Recordando un poco los hechos históricos en honor a aquellos héroes, fueron demandas como esta, la de acortar la jornada laboral, las que produjeron los llamados incidentes de Haymarket, en el año de 1886, comenzando en la ciudad de Chicago con los terribles enfrentamientos entre la policía y los manifestantes pacíficos. Los lideraba Albert Pearsons y con el estaban más de 80 mil trabajadores, pero esta acción justa y necesaria no fue bien vista ni tomada con gusto por las autoridades de la época quienes la calificaron de un hecho indignante e irrespetuoso.

Y fue un revulsivo pues el movimiento había empezado y rápidamente como el virus que ahora nos golpea, se extendió por muchas ciudades y pueblos, provocando que poco más o menos 400,000 obreros fuesen al paro en los Estados Unidos de Norteamérica resultando en más de 5000 huelgas simultaneas.

Se promovió entonces un juicio contra 31 obreros acusados de promover el conflicto y el resultado fue que fueron condenados a cadena perpetua, a trabajos forzados y a morir 5 de ellos en la horca. Son los que conocemos como los Mártires de Chicago y en su memoria perpetua se conmemora el 1 de mayo como el día internacional del trabajador.

Ahora el enemigo es otro como he dicho, a la fecha, tan sólo en México se registra una caída del empleo formal, una tremenda afectación salarial y a la seguridad social y por si fuera poco la afectación a los llamados trabajadores informales es de temer, màs aun cuando el porcentaje de estos últimos ya es mayor al 50%. De la Población Económicamente Activa.

Hoy los métodos de lucha son otros y deben adecuarse a los tiempos que corren, a la modernidad, es por ello que aunque las calles de las principales ciudades del país estuvieron vacías a diferencia de otros años, en el llamado “mitin virtual” las organizaciones sindicales levantaron la voz para pedir de manera inmediata, un acuerdo nacional que nos ponga a todos en la posición de defender el empleo ante el impacto del virus a la economía nacional y mundial.

Haciendo uso de las redes sociales como Facebook, YouTube Twitter y otros, los trabajadores en voz de sus líderes sindicales enuncian que ahora más que nunca es necesario y apremiante fortalecer la libertad sindical, fortalecer la contratación colectiva autentica y no la simulada, generar las condiciones para una pensión digan de los trabajadores, un seguro de desempleo que los proteja a todos y una urgencia que no espera es ya crear un programa de recuperación salarial a nivel nacional.

Es aquí donde la fuerza del sindicalismo juega un papel fundamental en la medida que logre unidad y consenso ante los patronos y la autoridad. Es aquí donde podemos visionar que no todo es malo en los tiempos que vivimos y en donde la incansable lucha de los trabajadores puede encontrar una coyuntura adecuada para retomar fuerzas y seguir adelante, pues en los tiempos de crisis también están las oportunidades y ante enemigos poderosos como el coronavirus y las condiciones económicas adversas, unidos debemos constituir una fuerza imparable y revolucionaria para tomar lo bueno de esta situación y transformarlo en agentes que revolucionen el accionar de las organizaciones de trabajadores en su beneficio colectivo.

Por parte de la autoridad, si bien es la primera vez que no se involucra en la celebración del Día del Trabajo, eso no lo exime de establecer mecanismos de apoyo fiscal, créditos para la micro, pequeña y mediana empresa, pues son las que generan la mayor cantidad de empleos en el país, su deber consiste en apoyar decididamente a las empresas grandes que agrupan gran número de trabajadores, difiriendo el cumplimiento de sus obligaciones en el pago de impuestos, toda vez que sean capaces de probar que con esa medida garantizan el pago de los salarios de sus trabajadores y que estos tengan la seguridad de regresar a sus empleos tan pronto termine la contingencia.

 Así, este día del trabajo atípico, debe convertirse en el parte aguas de la vida laboral en México y el nuevo sindicalismo permeado de humanismo y sentido social debe refrendar su convicción y propósito en la defensa de los trabajadores en medio de la pandemia enfrentamos todos.

Por un México más justo, mas fuerte y más firme.