Luego de que se revelara la idea de realizar la construcción de un túnel de 4 km de longitud a 6.50 m de profundidad en Mérida, Yucatán, el tema ha dado lugar a muchos comentarios por parte de propios y extraños con relación a la misma, sin embargo, sin pretender realizar un análisis técnico, debemos poner en un lenguaje coloquial y citadino al menos algunas consideraciones que son menester poner en toda la discusión para tratar de clarificar un poco este tema que amenaza la tranquilidad de todos los que vivimos, disfrutamos y debemos empeñarnos en preservar nuestra ciudad.

 Punto de partida.

Estableciendo como punto de partida de que la realización de cualquier obra de infraestructura tiene que estar debidamente soportada por un proyecto ejecutivo integral, en el cual se justifique y garantice el cabal cumplimento de toda la normativa: técnica, económica y sostenible, de acuerdo al cumplimiento de los Objetivos para el Desarrollo Sostenible 2030 establecidos por las Naciones Unidas, de los cuales nuestro país es parte integral, pues es de los que signó el mismo, ello sin olvidar, un componente mucho muy importante como lo es, la debida participación de los habitantes del lugar, por el mismo impacto que esta tendrá en el sitio y todo su entorno.

De los elementos básicos en el proyecto ejecutivo, estarán los relativos al estudio del suelo en el cual se pretende realizar la obra, en este caso si nos referimos exclusivamente a la polémica que ha suscitado el anuncio, debemos considerar que para todos nosotros, la piedra o laja como coloquialmente la llamamos aquí, tiene características que la definen, pero para nosotros, resulta ser “durísima”. No serán pocos los que recuerden la fallida introducción del drenaje en la década de los años 80´s del siglo pasado y los argumentos que se utilizaron para su cancelación, entre ellos la dureza de la piedra y la falta o inexistencia de equipos capaces para realizarlo.

 Tecnologías.

Ahora bien, no es lo mismo hacer excavaciones a cielo abierto que construir un túnel, inclusive, todo lo relacionado con la excavación en roca, se encuentra contenido en el Reglamento de Construcciones de la Ciudad de Mérida en vigor, no obstante lo anterior y manteniendo la narrativa planteada desde el inicio, sabemos que sin ser peritos en la materia, todos los vecinos, sienten el efecto que causa una excavación que se esté realizando en las cercanías de su propiedad, dado que las ondas generadas por los impactos de los equipos, se propagan como cuando arrojamos un objeto al agua, es decir generan un campo de expansión que va de mayor a menor intensidad, partiendo desde el punto en el cual se realiza cualquier excavación.

Igualmente importante resulta poner atención a que la Estación Central como la conocemos, se encuentra localizada dentro de una zona de patrimonio, inclusive hasta puede decirse que en el mismo Centro Histórico, lo que nos induce a revisar aún con mayor detenimiento y cuidado, ya que muchos de los predios que contienen estructuras, no se conoce cómo fueron hechas sus cimentaciones, lo que adiciona otro componente más para estudiar y analizar, pues el patrimonio de la misma ciudad debe garantizarse sin olvidar el de los mismos vecinos, la indemnización es una vía, sin embargo la pérdida patrimonial es invaluable, por lo que se debe contar con estudios a detalle para evitar algunos imprevistos de esta naturaleza.

Si bien es cierto que las nuevas tecnologías simplifican muchas tareas, igualmente es cierto que su utilización y disposición representan un costo importante y que justamente, no debe soslayarse, sino que debe incorporarse al costo de la obra para cuantificar y evaluar la justificación integral del proyecto, sin olvidar incorporar los procedimientos constructivos que deberán emplearse con su correspondiente costo que representará.

 La Terminal.

En casi todo el mundo, las terminales ferroviarias son consideradas como edificios emblemáticos e históricos y Mérida no es la excepción, las Terminales de ferrocarril, independientemente sean de carga y/o pasajeros, originalmente fueron el punto central del desarrollo de diversas actividades. En muchas ciudades, el paso del tiempo y ante la facilidad de nuevos modos de transporte, la ubicación comienza a interferir con el crecimiento de las mismas, lo que generó considerar su traslado a las afueras de las ciudades, pues ocupan grandes extensiones de terreno, lo que representa en muchas ocasiones, utilizarlos en actividades más rentables, pero aquí ese no fue el motivo, pues la prácticamente nula actividad ferroviaria hizo que los predios circundantes perdieran valor. En otras latitudes la estratégica ubicación de las terminales, dio como resultado que el valor de los terrenos en donde se localizan se incremente a tal grado, que fue posible su reubicación a las afueras, ya que los terrenos podrían utilizarse en actividades más rentables.

 Existen al menos dos temas a considerar en las terminales, los cuales son determinantes para evaluar la justificación y su viabilidad, estos son:

  1. La oferta ferroviaria, que considera toda la infraestructura en vías, terminales de carga, descarga y acomodo, sean estas de pasajeros y/o carga, y
  2. La demanda ferroviaria de carga, la cual se encuentra determinada por todos los potenciales entes económicos que necesitan trasladar productos de un lugar a otro. Es decir, se necesita conocer como mínimo, el número de trenes que serán atendidos y los que circularán por las vías, capacidades, dimensiones, etc., sin olvidar las frecuencias en las que lo harán.

 Una terminal implica espacios suficientes para estacionamiento y movilidad que deben ser resueltos atendiendo a los compromisos de sustentabilidad establecidos por los Objetivos para el Desarrollo Sostenible establecidos por la ONU, atravesando transversalmente el mayor número de ellos como el referente al Diseño de Ciudades Sostenibles, en este caso aplica para  el área tributaria del impacto que generaría no solo en su conclusión sino durante su construcción y cuáles serían las acciones para mitigar todos los impactos.

 En este sentido, todos conocemos que existe un proyecto largamente gestionado por la ciudadanía con relación al destino que se desea dar al área ocupada por la ex Estación Central y este no es un asunto menor, pues implica la gestión social con la que toda obra debe contar para su realización.